Las Dos Piernas De Sanación

Vamos a caminar en sanación con estas dos piernas:

PRIMERA PIERNA = «DAR GRACIAS SIEMPRE»

Hace ocho años llamé a mi madre en Colombia y me dice: «Leito, ore por mi ojo derecho que me van a hacer una cirugía de catarata». El Espíritu me puso el decirle lo siguiente: «Madre, empiécele a dar gracias a Dios por el ojo izquierdo que tiene bueno». Ella muy obediente lo hizo y cuando vino a la República Dominicana le ví leyendo, en una de las 38 Capillas que atiendo, sin lentes. De modo que si le duele el brazo izquierdo déle gracias por el brazo derecho que tiene bueno. En vez de pedir… dar gracias

Una muchacha en Portugal me dijo: «Padre, yo sólo tengo un estómago y tengo úlcera, ¿qué hago?» El Espíritu puso en mi corazón el decirle: «Déle gracias por todo el tiempo que estuvo bien y nunca se acordó de darle gracias». Hoy, por ejemplo, hemos comido varias veces y no le hemos dado gracias por los dientes y las muelas que tenemos… pero si nos duele una muela inmediatamente le decimos: «Diocito, quítame el dolor de muela». Me pregunto cuántas veces le habremos dado gracias por los dientes y las muelas? ¡Dar gracias siempre, y por todo!

El P. Emiliano me relajaba cuando me escuchaba predicar sobre el dar gracias. Me contaba que un abad le enseñaba a sus monjes lo mismo, y un día, mientras estaba en el jardín orando el Oficio Divino y un pajarito que lo sobrevolaba le ensució en la nariz. Los monjes estaban esperando a ver qué iba a decir y finalmente él dijo: ¡Gracias, Papá Dios, porque las vacas no vuelan!

En momentos grandes Jesús dice: ¡Gracias! En la última Cena Jesús «tomó pan y dio gracias»… «tomó el cáliz y dando gracias»… En la multiplicación de los panes: «Tomó pan y dando gracias»… Y en la resurrección de Lázaro levantando los ojos al cielo dice: «Gracias Padre porque me has escuchado, yo sé que siempre me escuchas»… Crean que todo lo que han pedido en oración ya lo han obtenido y lo obtendrán (Mc. 11, 22-24).

SEGUNDA PIERNA: «OFRECER TODO»

Santa Teresita del Niño Jesús entró a los 15 años al convento y a los 24 años un cáncer en los pulmones y una tuberculosis aguda, se la llevaron al cielo. Ella ofrecía todos los dolores por los misioneros y las misiones, sobretodo cuando en la semana le tocaba hacer el trabajo tan duro en la huerta. Y así mismo cuando le tocaba hacer el de la panadería, la semana de la cocina, la semana de la lavandería… Todo lo ofrecía por las misiones y los misioneros y por eso la Iglesia la nombró: «Patrona Universal de las Misiones», sin salir del convento, sin hacer una misión. Fue una raíz en el árbol de la Iglesia. No se veía pero estaba dando vida.

Santa María Faustina sólo estudió hasta tercer año de primaria, fue creciendo y hasta estuvo de doméstica en Varsovia. Esa paisana de Juan Pablo II entró al convento a los 20 años y a los 33 años tuvo un cáncer en los pulmones y una tuberculosis aguda que se la llevó a la Casa del Padre. Ella todos esos dolores se los ofrecía a Jesús por la conversión de los pecadores. Había días que no se podía levantar para ir a la Misa, su cuerpo ya no le daba para más y los dolores eran intensos, pero todo lo ofrecía por la conversión de los pecadores. Una monjita enfermera en vez de animarla le decía: «Ud. es vaga y por eso no baja a Misa». ¡Hay de todo en la viña del Señor! Más ella todo lo ofrecía por la conversión de los pecadores. Y Miremos la devoción del «Jesús de la Misericordia» con la firma «Jesús en Ti confío». ¡Jesús lo ofreció todo por nosotros!

Los dos beatos de Fátima: Francisco y Jacinta se enfermaron y murieron siendo apenas muy niños, en medio de grandes dolores. Mas ellos todo lo ofrecían como la Virgen María les había mandado: por la conversión de los pecadores.

Bernardita de Souviruo en Lourdes -Francia- le decía a la Virgen: «Todos se curan tomando el agua o lavándose y yo no». La Madre le decía que ofreciera todo. Como dice Jesús: Hay espíritus que sólo salen con oración y ayuno. Y así tenemos de ejemplo a tantos santos que todo lo ofrecían. Y pensar que nosotros por el Bautismo estamos llamados a ser santos. ¡Que bendición!

Me acuerdo que vivía en la Casa de la Anunciación donde estaba también el P, Emiliano, con el grupito de matrimonios junto al que dábamos retiros, organizamos un pasadía el 5 de Mayo de 1997. Llegando a Juan Dolio a las 9.00 a.m. me dió un dolor de cabeza tan fuerte que sentía que se me estallaba la cabeza. Comencé a ofrecerlo por ese día para que fuera algo precioso y viviéramos un día de fraternidad y de descanso familiar, con los hijos de dichos matrimonios. El dolor era intenso y seguía haciendo las cosas sin decírselo a nadie. Como a la media hora ya no sabía de él, había desaparecido por completo.

¿Y qué es lo que hacemos por lo general? O tomar un calmante o decírselo a alguien. Ofrezcamos el sufrimiento y veremos la gloria de Dios. Si tenemos que tomar algo, lo hacemos bendiciendo el medicamento y dando gracias a Dios porque podemos tomar la medicina, ya que hay mucha gente que no tiene ni siquiera esta la posibilidad.

Bueno, ya cada uno puede ampliar el tema de las dos piernas de sanación. Mientras más lo vivamos y caminemos en esas dos piernas y lo enseñemos a los demás, los testimonios serán grandes. Me pueden escribir contándome testimonios. Gracias.

Luego les mandaré el mensaje de sanación con la Virgen María y el rezo del Santo Rosario. Es maravilloso y sencillo. Ya me enseñaron a escribir en este aparatito que debemos emplear para llegar al corazón de tantos hermanos que esperan una palabra de aliento.

Otra experiencia que compartiré será la experiencia de sanación desde el vientre materno. Otra para los que han visto partir un ser querido. Bueno esto es maravilloso.

Los bendigo en Jesús y en María. Su hermano y amigo,

          Leonardo Roa Torres

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