Inmaculado Corazón de María, humildemente te pido que lleves mi corazón a la Llama del Amor Santo, que es el refugio espiritual de toda la humanidad. No veas mis faltas ni mis fallas, más bien permite que estas iniquidades sean quemadas por esta Llama purificadora.
A través del Amor Santo, ayúdame a ser santificado en el momento presente, y al hacerlo, darte a Ti, querida Madre, cada uno de mis pensamientos, palabras y obras. Tómame y úsame de acuerdo a lo que te sea agradable. Permíteme ser Tu instrumento en el mundo, todo para la mayor gloria de Dios hacia Tu victorioso Reino. Amén.
Padre Celestial, consagro mi corazón en este momento presente al Amor Santo. Mantenme atento a esto a lo largo del día para que todos mis pensamientos y acciones procedan del Amor Santo. Cubre esta petición con la Preciosísima Sangre de Jesús, Tu Hijo, y protégela con las Lágrimas de Su Madre Dolorosa. Amén.
“Hermana, hoy en día hay muchas distracciones en tu vida. Jesús desea que consagres tu día al Amor Santo. Me envía para que te repita esta oración.” (Santo Tomás de Aquino, 21 de Enero del 2002.)