Por favor repita conmigo: “Ven Espíritu Santo dame la gracia de entender el mensaje que voy a leer y amar la voluntad de Dios Padre como lo hizo mi hermano Jesucristo. Amén”.
“El muerto con tierra tiene”, “Vamos a orar por Uds. los vivos ya que el muerto, muerto está”. Estas y otras expresiones escuchamos. Y no sólo de gente incrédula sino de gente que tiene fe. ¿Y qué nos dice Jesús? ¿Cuál es la palabra de Jesús?
En los 26 años de sacerdote quería encontrarle sentido a esta realidad de la muerte y de la celebración de la misa de difuntos, los funerales, los aniversarios, etc.
El Espíritu me dio este regalo: vamos a imaginarnos dos puntos a los extremos. (Si tú quieres tome un papel y lápiz y vaya haciendo el ejercicio). Pinte un punto en el lado izquierdo y otro punto en el lado derecho. Una los dos puntos con un arco. Póngale debajo del punto de la izquierda: pasado y al de la derecha: futuro. ¿Y el presente? Pon un punto en el centro y debajo escribe presente ¿Dónde está Dios? Por encima del arco. Escribe: Dios Padre y debajo de él coloca ETERNO PRESENTE = cielo
¿Dónde estamos nosotros? Nos colocamos en el presente y ponemos 2008. Colocamos un punto cuando Jesús nace hace aproximadamente 2008-2014 años. Y cuando regresa a la casa del Padre a los 33 años él sube al Padre, al ETERNO PRESENTE, al cielo y ahí rompe, nuevamente, las categorías de tiempo y de espacio. “Por qué buscan entre los muertos al que está vivo” (Lucas 24, 5).
Sobre el tiempo y el espacio
Jesús está por encima del “tiempo”: del pasado y del futuro es un eterno presente. Por eso dice: “Yo estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo. (Mateo. 28, 20). Y por encima del “espacio”: no hay distancias para El está más cerca de lo que pensamos: “Yo me voy, pero estaré con vosotros” (Juan 14, 28)… “Pues donde están dos o tres en mi Nombre, allí estoy yo, en medio de ellos” (Mateo. 18, 20. Es una mayor presencia. Está en el ETERNO PRESENTE.
Por eso cuando, hoy 28 de octubre del 2008, yo oro por un difunto, cuando yo celebro la misa por un difunto para mí es un presente y para mí es un pasado. Pasado porque estoy orando por quien falleció hace días o meses o años. Pero Dios, pero Jesús está recibiendo esa oración en el “eterno presente”, en el momento preciso que esa persona necesita. Y por esa oración o esa Misa esa persona pudo clamar misericordia a Dios y fue perdonada. Por esa oración o Misa esa persona tuvo ese encuentro con Jesús o esa conversión. Esto es maravilloso. ¡Vale la pena seguir a Jesús!
La Palabra de Dios nos dice: “Mil años en tu presencia son un ayer que pasó, una vela nocturna” (2 Pedro 3, 8; Salmo 90, 4). En ese ETERNO PRESENTE Dios hace maravillas. ¡Qué grande es tener fe! ¡Qué grande es Jesús! Gracias Jesús, gracias Espíritu Santo.
LA PALABRA NOS HABLA
La Palabra nos dice: “Si nuestra existencia está unida a él en una muerte como la suya, lo estará también en una resurrección como la suya… Si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos con él… la muerte ya no tiene dominio sobre él” (Romanos, 6, 3-9)
Escuchemos a Jesús: “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí aunque haya muerto vivirá; el que está vivo y cree en mí no morirá para siempre” (Juan 11, 17-27). ¡Qué regalo el de Jesús! Vale la pena seguirlo. Por eso nos dice: “Yo soy el camino, la verdad y la vida (Juan 14, 5-7). El que me sigue no anda en tinieblas”.
Todo el mundo buscando por dónde ir, cuántos que no saben qué hacer, por dónde andar, cuántos confundidos, cuántos enfermos y depresivos por que no le encuentran sentido a la vida y Papá Dios hace 2000 años nos habló definitivamente en su Hijo (Hebreos 1, 1-4) y ¡qué pena que no lo hemos escuchado y no lo conocemos… por eso estamos sufriendo, por eso cuántos aburridos y amargados!
Pero hoy demos gracias y digámosle: Papá Dios aquí está tu hijo Luis, Ángel, María, Juan, Charles, Daniel, Hilda, Jaime, José, quiero escuchar la voz de tu Hijo Amado (Mateo 17, 5). He escuchado muchas voces y muchas teorías y estoy más confundido, más desorientado. Ya no voy a dar más vueltas voy a obedecerte “escuchando a tu Hijo Unigénito Jesús”. Gracias Jesús por enseñarme a obedecer al Padre y a dar la vida por nosotros. Gracias Jesús te amo.
LOS SERES QUERIDOS PRESTADOS
Nos dice la Palabra de Dios: “No olviden que han sido rescatados… pero no con un rescate material de oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, el Cordero sin macha ni defecto” (1 Pedro 1, 18-19). Si Jesús nos ha rescatado, nos ha comprado pertenecemos a él. El es el dueño de nuestras vidas.
Por eso me enseñó que los seres queridos son prestados y… lo prestado un día hay que devolverlo. Nosotros decimos mi papá, mi mamá, mi hijo, mi esposo, mi esposa… ¿En cuánto la o lo hemos comprado? Nosotros no somos los dueños, el dueño es quien nos compró Cristo Jesús.
Vamos a hacer una oración de sanación sencilla y poderosa. Vamos a pensar en un ser querido que extrañamos o por el cual estamos sufriendo mucho. Digamos: “Gracias, Señor Jesús, gracias por el don de la vida, gracias por ese ser querido que me prestaste (puede decir su nombre en este momento), gracias por los años que me lo prestaste. Quería tenerlo más tiempo pero Tú lo llamaste. Es tuyo y con dolor en el corazón y con lágrimas en los ojos te digo gracias Jesús, gracias Jesús, gracias Jesús.
En Laurens –Mass– en un retiro en medio de una enseñanza les hice repetir esta oración. Al final una señora decía: “Llevaba dos meses llorando y desesperada porque me mataron mi hijo y casi no venía al retiro y cuando se terminó la oración de entrega sentí que algo salía de mí y empecé a experimentar una paz que no tenía desde hacía dos meses. Después de 5 años regresé a otro retiro y ella era del equipo organizador. Jesús la sanó y ella hizo como la suegra de Pedro cuando Jesús la sanó: se puso a servirlos (Marcos 1, 29-31).
MUERTOS QUE VIVEN
Hace 19 años mi papá Campo Elías Roa Alfonso luego de un cáncer cayó en estado de coma desde el 2 de febrero al 17 de Diciembre. Estaba de misionero en Ecuador. Después del funeral regresé y la gente me preguntaba: ¿Cómo está tu papá? Respondía muy bien. ¡Ah, se mejoró! Sí, está en el cielo. ¡Ah, se murió! Continuaba: no, no está muerto está en el cielo. Otros ¿Cómo está tu papá? Muy bien, respondía. ¿Se mejoró? Sí, está en el Reino de los cielos. ¡Ah, se murió! No, no se ha muerto, está en el cielo. Está mejor que nosotros, está en el cielo.
Verdad que esa es nuestra costumbre: mi papá se murió, mi mamá se murió. Me quedé sola porque mi marido se murió. ¡Qué diferencia decir mi papá se murió a decir mi papá está en el cielo, mi papá se adelantó! Eso da un poder grande y una paz grande. Por favor, nombre ese ser querido por el que estaba sufriendo hasta este momento y diga: fulano o fulana de tal está en el cielo. Gracias Jesús por tu resurrección y porque contigo resucitamos nosotros.
¡Qué grande es tener fe en Jesús! Ni Buda, Ni Confucio, ni Mahoma, ni Lutero han dicho: “He resucitado y ustedes mis seguidores también resucitarán”. Sólo Jesús de Nazaret el Hijo de Dios nos ha revelado y desvelado el corazón amoroso de Papá Dios que ha preparado en el cielo una mansión para cada uno de nosotros (Juan 14, 1-3). ¡Señor Jesús te amo mucho y te doy gracias por tu amor hasta dar la vida y vencer la muerte para que tengamos como Tú vida eterna! Gracias Jesús gracias.
Terminaba una Misa en San Pedro, comunidad de Cristóbal Colón –Carchi– Ecuador, donde estuve 10 años de párroco. Eran las 11 pm. cuando regresaba a la Casa Cural. La Camioneta estaba fallando y salíamos a las 3, 00 am. a Quito, la capital, con una comisión. Cuando pasé el puentecito se apaga. La noche estaba oscura, estaba sin linterna, sin luces. Intento y nada es nada. Me prendió el Espíritu un bombillito: subí, metí la llave y clamé: “¡Don Campo Elías póngase las pilas! Intenté y encendió la camioneta. Los seres queridos, como los santos-los declarados santos, tienen poder de intercesión porque así como cuidaron de nosotros en la tierra ahora con más poder al lado de Jesús.
¡GANAR LA VIDA ETERNA!
Un hombre rico se acerca a Jesús, se arrodilla y le hace una pregunta trascendental: “Maestro bueno, ¿qué tengo que hacer para ganar la vida eterna? Leamos San Marcos 10, 17-22.
¿Nos hemos hecho esta pregunta? ¿Para qué trabajamos, para qué estudiamos, para qué afanamos tanto? ¿Para ganar la vida eterna o para condenarnos? Es serio que al final cuando tengamos que dar el examen final tengamos que decir: “En vano me he cansado, en vano he trabajado, en vano he acumulado para mí y no para Dios…” (Lucas 12, 13-21) (Mateo 12, 36-37).
Los invito a hacer un estudio del examen final que Jesús nos hará Leer despacio Mateo 25, 31-46.
También vamos a leer 2 Macabeos 12, 38-45
Un ingeniero que llevaba 30 años sin confesarse y Jesús le ha tocado el corazón me decía: “Leonardo, qué triste comer para vivir, vivir para trabajar, trabajar para comer y comer para vivir y, así repetir ese ciclo y acabarse todo Digamos: “Señor Jesús dame la gracia de trabajar para la vida eterna, dame la gracia de leer, amar y obedecer tu palabra y así resucitar contigo, gracias Jesús, te amo, Gracias Jesús por tocar mi vida”
Padre Leonardo Roa Torres
Parroquia “Santiago Apóstol”
Arroyo al Medio, Nagua, República Dominicana
Tel. (809) 753-8440, Ofic. (809) 374-2649
E-mail: sanacioninterior@yahoo.com
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