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Emiliano Tardiff & Leonardo Roa

La paz y el gozo de Nuestro Señor Jesucristo nos acompañen en este camino precioso por donde nos ha metido por su infinita misericordia.

Que la Madre de Jesús, la Virgen María que estuvo en la fiesta de las Bodas de Caná  y consiguió de su Hijo el mejor de los vinos, nos acompañe en esta lectura y, como decía San Pablo “salgamos borrachos no de licor sino de Espíritu Santo”.

Leemos en San Lucas 17,11 el relato de los 10 leprosos.  Jesús se admiró porque sólo uno volvió a dar gloria a Dios.  Quiero ser uno de esos leprosos compartiendo las bendiciones que estoy recibiendo.

Mi nombre es Leonardo Roa Torres nací en Ibagué –Tolima- Colombia el 7 de Junio de 1953.  Ordenado sacerdote hace 30 años -5 Septiembre de 1982-.  Llevo 18 años en República Dominicana y este año 2010 me nacionalicé colombo-dominicano.

Llegué  a  República Dominicana por invitación del P. Emiliano Tardiff  M.S.C. a quien conocí por el libro “Jesús está Vivo”  y que marcó la segunda parte de mi vida presbiteral.  El 6 de enero de 1995 me recibió en las correas del Aeropuerto de las Américas donde se recogen las maletas.  Me llevó a la Casa de la Anunciación y me presentó en la Eucaristía de las 6,00 p,m.:  “Este es el Padre Leonardo Roa Torres colombiano que viene por unos días y se va a quedar muchos años”.

Lo miré y me dije: “qué se ha creído este hombre”.  Venía por tres días o por uno todo iba a depender de cómo me trataran.  Y voy a cumplir 18 años.

 Esta foto pertenece al 25 de Enero de 1996, cuando el padre Emiliano Tardiff  invitó a al padre Leonardo Roa y  al diacono Evaristo Guzman,a predicar junto con el en un viaje que hizo a Colombia y Peru, la foto representa , el tiempo que pasaron juntos todos en Ibague en casa de la familia Roa, madre y hermanos de Leonardo en la foto.

En el siguiente enlace, les presento el testimonio del padre Emiliano Tardiff , con sus propias palabras.

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La enfermedad mas peligrosa 2ª parte

¿YO  O  DIOS?      (Segunda Edición 13 Mayo 2012)

 

Un saludo fraterno y cariñoso para la persona que reciba y lea este mensaje de sanación interior.  Hoy 28 de Febrero del 2012.

Digamos: Espíritu Santo de Dios ven en mi auxilio y dame la gracia de abrir y gozarme con el regalo que me tienes con esta nueva experiencia de fe.

La Biblia, La Palabra de Dios, es viva y actual.  Lo que le sucedió a Adán y Eva es lo que nos está sucediendo.  Ellos “quisieron ser como Dios”, ellos quisieron ser grandes y cuando “se pusieron en el puesto de Dios” se les abrieron los ojos y se dieron cuenta que “estaban desnudos”, es decir, sin la gracia que Dios les había regalado (Génesis 3,1-13).

Cuando “yo quiero ser como Dios” con el tiempo, los tropezones y la misericordia de Dios me doy cuenta que soy pequeño, que no puedo hacer siempre lo que yo quiero y siempre lo que yo deseo.  Entonces me enfermo y no tengo ni paz ni libertad.

LA PEOR ENFERMEDAD

Hoy en día hay enfermedades cada vez más raras y los médicos se van especializando en cada órgano del cuerpo, en cada parte del cuerpo.  Hasta el punto que cada dedo de la mano tiene un especialista.  Ya los médicos generales van quedando relegados.  Los médicos de antes que trataban las enfermedades que circulaban en el ambiente van desapareciendo porque lo máximo son los especialistas.  Es un gran regalo.  Como dice la Palabra de Dios: “Los médicos son un regalo de Dios” (Eclesiástico, o,  Sir. 38,1-10)

Hay problemas cuando se sube el azúcar en la sangre y puede llegar a un coma diabético.  Cuando sube la presión y puede tener un infarto o una

trombosis.  Cuando sube el colesterol o los triglicéridos, los glóbulos blancos.  En fin, cuando se suben los niveles de aminoácidos, de proteínas, de carbohidratos, de etc. Etc.   Hasta el sobre peso (la gordura) se considera una fuerte enfermedad y por eso tantas dietas y tantos gimnasios para mejorar la salud corporal.

La pregunta es ¿cuál es la peor enfermedad del tiempo actual?  ¿En qué porcentaje están las enfermedades del corazón, las de la sangre, las del cáncer, las de depresión, de los huesos, de desnutrición que causa tantas muertes de hambre?  ¿Cuál es el índice más elevado y cuál es la más peligrosa?

Hoy más que nunca hay más cuidados, más medicina, más especialidades y abundan las enfermedades más raras y más complicadas.

LA GRAN PREGUNTA ES: ¿CUÁL ES LA PEOR ENFERMEDAD?

¿Podríamos decir que el YO, el EGO?  Decimos rápido el “egoísmo”, vamos a llamarlo en este artículo el “yoísmo”. Cuando los índices del EGO, del YO están altísimos la muerte es segura.  No sólo muero yo, sino que estoy matando a los que viven conmigo, a los que trabajan conmigo, a los que rezan y se congregan conmigo.  Es peor que la bomba atómica.

Cuando… yo soy tal personalidad,… yo tengo tanto dinero,… yo puedo hacer y deshacer con el poder que yo tengo,… yo quiero conseguir lo que sea al precio que sea,… yo quiero hacer lo que quiero y hasta lo que me dé la gana,… yo busco mis intereses por encima de quien sea y como sea. En definitiva, cuando mi YO lo he alimentado o me lo han alimentado hasta alcanzar niveles peligrosamente altos.  ¡Cuidado!  ¡Stop! ¡Detente!

La enfermedad peor, la más contagiosa, la más alarmante.  ¿Quién la puede curar?  ¿Es posible curarla?  ¿Qué avión tengo que tomar para llegar donde ese especialista?  ¿En qué país, en que hospital, qué seguro me cubre, con

quién puedo hablar para que me lleve o me oriente y me consiga urgente la cita?  ¡Es cuestión de vida o de muerte!  ¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo entero si pierde su vida, su alma? (Marcos 8,35-36). ¡El yo, lo mío es lo más peligroso!

¿JESUS DE NAZARET RESUCITÓ?

Este es el gran grito de victoria: ¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo? Ha resucitado.  El testimonio de los Apóstoles: “Ese Jesús que Ustedes crucificaron y mataron Dios lo ha resucitado y nosotros somos testigos… Ha comido con nosotros  (Hechos 3, 11-16; 4,7-12.32-33; 5,27-32; Juan 20,1-29; Lucas 24,1-12.13-35.36-43; Marcos 16,1-14).

Sin embargo, Jesús de Nazaret, el Hijo de Dios, para muchos sigue muerto, ni se conoce. Otros que no han tenido la experiencia con el resucitado quieren matarlo hoy con películas y versiones contrarias a la Palabra de Dios. Y, después de 20 siglos no le hemos obedecido y por eso vivimos “como perros y gatos” y estamos enfermos sin paz y sin libertad.

Jesús resucitó ¿para qué?  Cuántas respuestas nos darían.  Una respuesta sencilla: Jesús resucitó para resucitar en mí.  Entonces hay un enfrentamiento del yo, del ego con Jesús.  O vivo yo o vive Jesús.  Por eso San Pablo compartía esto bien: “Ya no vivo yo es Cristo quien vive en mí” (Gálatas 2,20).  Entonces para que Jesús viva yo, Leonardo, tengo que morir a Leonardo.  Cada uno puede colocar su nombre y repetir: yo… fulano-fulana de tal tengo que morir a…, a mi yo para que Cristo Jesús viva en mí, resucite en mí y yo sea una persona nueva (Juan  3,3-7).

Morir a uno mismo no es fácil,  Jesús nos invita a dejarlo todo hasta uno mismo.  Es fácil dejar familia, herencia, patria pero dejar el YO, el EGO es lo más difícil.  A los 20 años terminando la Filosofía salí de misionero al Paraguay-Ecuador-Venezuela dejándolo todo: padre, madre, hermanos, herencia hasta patria como animaba Pío XII.  Sin embargo, en la maleta de mi

corazón llevaba mi yo, mi ego, a Leonardo.  Como dice San Pablo: el hombre viejo.

Desde hace 39 años la lucha ha sido titánica.  Ha habido temporadas donde Jesús ha tomado más fuerza y he tenido paz y la he contagiado.  Pero ha habido temporadas donde mi YO ha tomado el control de mi vida y ha sido un desastre enfermándome y enfermando a muchas personas. Después de mi última enfermedad de, -julio 2011-febrero 2012, 8 meses-, el Espíritu Santo, ayudado de tantas oraciones, ayunos y sacrificios de tantos y tantos hermanos y hermanas, me está iluminando y dejando vivir esta nueva y maravillosa experiencia.

¡DIOS CALLA, PERO NO DUERME!

Viviendo como Vicario Parroquial de Las Terrenas y El Limón de Samaná desde Marzo 2012 y con la Bendición y gran bondad de mi Obispo Monseñor Jesús María de Jesús Moya, la ayuda fraterna y espiritual del P. Rigoberto Zamora. Toda la oración y la ayuda de tantos sacerdotes, religiosas, amigos, hermanos y, mis enfermeros privados: mi madre Carmen Julia y Félix Alberto  mi hermano junto a los médicos, el Espíritu me ha mostrado la raíz de mi enfermedad.

Jesús nos enseña que si el grano de trigo muere da fruto (Juan 12,20-26).  El murió y resucitó y sigue dando mucho fruto resucitando El en cada uno de nosotros.  “Morir a uno mismo” y más en esta sociedad de tanta y tanta comodidad y tanto facilismo no es fácil.  Todo va siendo a control remoto donde ya no se mueve uno, por internet se compra y todo le llega a la casa sin mayor esfuerzo.  Una sociedad que ha creado todo tan fácil de adquirir que si uno se descuida un poquito “se lo lleva la corriente” y uno sigue arrastrando más gente a la amargura, a la desesperación, a la frustración, al sin sentido, al caos que estamos viviendo y respirando, que estamos oyendo, viendo por los medios de comunicación social.  Nos causan admiración y espanto y,  un

futuro muy incierto: desde no poder dejar la casa uno o dos días porque alguien puede llevarse lo poco o mucho que tenga, matar a una persona por un celular y más hechos.

En esta última batalla, ocho meses de muerte y  restauración,  Jesús resucitado va ganado el mano a mano a mi yo y,  la paz y la libertad interior y exterior se están dejando sentir. Con tal muera Leonardo, el “hombre viejo” del que Habla San Pablo donde no hago el bien que quiero sino el mal que no quiero (Efesios 4,17-32; Col. 3,9-11; Romanos 7,14-15).  Aprovechar todo y ofrecerlo todo para que mi yo muera (Colosenses 1,24).

                ¿MI VOLUNTAD O LA VOLUNTAD DEL PADRE?

Desde pequeño nos van torciendo y nos van dañando.  El niño pequeño llora y patalea porque no le dan “lo que él quiere, su voluntad o su capricho o su antojo o su resabio, como se quiera llamar.  ¿Qué se hace?  Para que no llore, para que no fastidie, para que no moleste, para que deje en paz se le da lo que anda buscando.  ¡Ojo pelao los papás y más cuidado los abuelos!

Nos gusta hacer lo que queremos, lo que me gusta, lo que me causa placer, lo que me divierte y luego nos estamos lamentando de los accidentes, de las enfermedades, de los desengaños de la vida.  Pasamos de una etapa donde todo era pecado a la etapa en que todo es permitido “de acuerdo a lo de cada uno”, a lo que yo quiero y lo que a mí me parece.  Hasta queremos hacer una Iglesia a nuestro parecer y no de acuerdo a la Palabra de Dios, a la que fundó Jesucristo (Mateo 16,18-19; Colosenses 1,24). Decimos: La Iglesia, refiriéndose a la Jerarquía y a las normas establecidas, debe cambiar en esto, debe aceptar esto y lo otro.  Y ¿qué es eso otro?  Lo que YO pienso, lo que me parece, lo que se me ajusta a mi modo de vivir.  Al final cada uno hace lo de él, su voluntad. Convirtiendo “su yo” en parámetro o norma de actuar.

Jesús de Nazaret sólo hacía la voluntad del Padre, mi comida es hacer la voluntad del Padre, si es posible aparta de mí este cáliz, pero no se haga lo

que yo quiero sino tu voluntad.  En el Padre Nuestro que nos enseña: “Santificado sea tu nombre no el mío”, “Venga a nosotros tu Reino no el mío” y lo sella con “hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo” (Juan 4,31-34; Lucas 22,41-42; 2,48-50).  La voluntad de Dios no la voluntad mía.

¿CUÁL ES LA CLAVE?

Ahí está la clave: “hacer la voluntad de Dios y no la mía, aunque la mía parezca muy buena, muy piadosa o hasta muy santa”.  Con tal no se haga mi voluntad: lo que quiero, lo que me propongo o lo que propuse, lo que insinué, lo que sugerí.  De esta forma se va curando la enfermedad más peligrosa, más dañina y más contagiosa: El yo, el ego, el “yoísmo”. 

Esa es la clave, pero el secreto es la medicina.

                                       ¿CUÁL ES EL SECRETO?                                             Ahora viene lo bueno.  Una de las medicinas buenas para sanar esta enfermedad madre y raíz de muchísimas enfermedades.  Es muy sencillo.

ORAR CON PODER

Hay medicinas que son agradables y otras que son desagradables, ya sea por el sabor, el tamaño de la pastilla o la cápsula, el dolor de la inyección, los efectos secundarios de la cirugía o del tratamiento.

No se asuste de esta expresión “orar con poder”. No es orar gritando ni orar haciendo fuerza.  ES OFRECER.  Aquí está el secreto: ofrecerlo todo, todo, todo.  Ofrecer de manera especial lo que más me duela, lo que no me gusta, lo que no me apetece, lo que no me parece y lo que va en contra de mi voluntad para que se haga solamente la voluntad del Padre.  En vez de estar renegando, fuñendo, quejándose, juzgando ofrece toda la incomodidad hasta  por la persona que le quiere quitar la paz. Si tienes paz contagias paz.  Ofrecerme a Jesús ofreciéndolo todo.

 

A uno le viven pidiendo oración por tantas y cuantas necesidades: de salud, de trabajo, de unión familiar, de viaje, etc. Etc. Acostumbramos a responder: “Sí, voy a orar”.  En efecto, hacemos una oración, un “rezado”, un Rosario, una jaculatoria: “Lávalo con tu Sangre Jesús”, “Bendícelo Jesús”, “abrázalo-a Jesús”, “te bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”. Ofrecemos una Eucaristía –Misa-.  Y eso está bien y es maravilloso.

“Orar con poder” es ofrecerlo todo.  Es fuente de paz interior y paz exterior.  Un joven en la capital llegó a su casa y se encontró a sus padres peleando y gritando con sus hermanos.  Dio un grito fuerte: “Aquí no hay paz, necesito paz”.  Su papá sacó del bolsillo un billete de dos mil pesos (50 dólares) y le dijo: urgente vaya a las farmacias y supermercados y cómprenos una libra de paz para la familia.  Salió el joven  y después de preguntar en muchas farmacias y supermercados regresa a la casa con el billete diciendo que nadie vende paz.

Si fuera por el dinero cuánta paz tendríamos, ¿no es verdad? Como dice el canto “ni se compra ni se vende”.  Entonces ¿dónde está la fuente de paz?  Siempre oramos por la paz, pedimos por la paz y la guerra aumenta, la división aumenta.  Jesús es el príncipe de la paz es la fuente de la paz, es la gasolinera de la paz.  Cuando se te acaba la gasolina de la paz va a la bomba de paz que es Jesús.  El siempre nos espera.  ¡Animo, no dejemos que se nos acabe ese tanque”

Jesús resucitado saludó a sus discípulos: “Paz a Uds. y no creían y luego se alegraron”  Y la clave que les dio fue: “miren mis manos y mi costado” (Lucas 24,36-48).  Manos clavadas y costado abierto.  Todo lo ofreció en obediencia a la VOLUNTAD DEL PADRE por nuestra redención, para que tengamos paz y libertad.  Ya les había dicho: “Cuando lleguen a una casa digan paz a esta casa” (Lucas 10,5-6).  “Mi paz les dejo mi paz les doy no como la da el mundo” (Juan 14,27 y 16,33).  Consigamos un tanque de paz de reserva, ¿qué te parece?

 

La paz fruto del morir a uno, a su voluntad para hacer la voluntad del Padre.

CAMINO SEGURO PARA ADQUIRIR LA PAZ

Ofrecerlo todo y aprovechar toda oportunidad y toda situación para hacer la voluntad del Padre.  Aprovechar ofreciendo todo lo que me disgusta, me duele, me fastidia, me incomoda, me hace sufrir.  En vez de estar quejándose, lamentándose, echándoles la culpa a los otros.  En silencio y ofreciéndolo.  Qué medicina tan efectiva y  tan saludable. Lo que Jesús me enseñó hace 17 años y escribí un brochour titulado CALLAR – ORAR Y BENDECIR.  Se me iba olvidando.

No es callar y aguantar.  Uno se queda callado, pero por dentro está  quemando.  “María guardaba todo en su corazón” (Lucas 2,51).  Ella callaba y ofrecía.  No es callar y reventarse uno.  Es callar y ofrecer para no reventarse.  No es callar y estar envenenándose interiormente para luego lanzar veneno al primero que encuentre. No es callar y por dentro estar juzgando, condenando y creciendo en intranquilidad para luego desquitarse con la primera persona que encuentre contagiándole no paz, sino guerra, dolor, tristeza, amargura, sufrimiento. ¿Qué diferencia, verdad? Es cosa del cielo a la tierra, del día a la noche.

CASOS DE LA VIDA DIARIA

Llega el esposo a la casa y la comida no está lista.  Puede tener tres actitudes:

1.- Revienta con insultos, con palabras contra su esposa por no cocinar a tiempo y comienza a juzgarla: a dónde se fue, qué tanto hace que no le alcanza el tiempo, qué desconsiderada: uno trabajando y cansado y tú viendo tele o chismeando.  Explota y de mala manera.  Hiriendo a la esposa y “dándole un gran mal ejemplo a sus hijos” o personas presentes.  Envenena todo.

2.- Llega y no encuentra la comida o la sala desarreglada.  Se calla y rabioso se va a ver televisión o se encierra en la habitación y sin decir nada empieza a

juzgar y condenar.  “Calla, pero la procesión va por dentro”.  Pasa a comer callado y con una actitud de protesta y sufre.

3.-  Llega y, al encontrar esa situación la saluda con cariño.  Le ofrece el hambre y el cansancio por la unión familiar, por tantos que no tienen comida ese día, por ese matrimonio que está por romperse o que se ha roto para que Jesús resucite el amor por el perdón que se van a dar. Se ofrece a colocar la mesa, los platos, la cuchara, a picar o partir en la cocina lo que hace falta.  Está viviendo en paz y contagiando la paz.  ¡Qué hermoso, verdad!  Qué sueño.  Vale la pena.

La esposa está en la casa y no llega el esposo que quedó en recogerla.  No llega y ella se inquieta, se preocupa y “empieza a envenenarse por dentro”: no llega, siempre el mismo, con quién se quedaría, ahora que venga no salgo.  Eso y más pensamientos.  En vez de disculpar, de callar y orar por él, de bendecirlo, de “lávalo con tu sangre Jesús”.  Cuando llegue como ha ido alimentando la paz con la oración ¿qué le va a contagiar? Paz, amor.  ¡Qué belleza!  Esa espera la ofrece por aquel hijo que está desobediente, por aquella hija que tiene esos amores no conforme a los papás.  Creció en paciencia que es “la ciencia de la paz”.  Murió el yo y salió Jesús.  No se hizo su voluntad sino que se abrazó a la voluntad del Padre.

Y, así en todo.  Si tú te dejas envenenar y te llenas de odio, de resentimiento, de dolor, de enojo lo que vas a contagiar es eso y el sufrimiento para ti y el sufrimiento para los que tú envenenes.  Pero si tú callas, oras, bendices la paz de Jesús te va llenando, te va empapando y por donde pases vas a dejar el aroma de paz.  ¡Qué gran diferencia!  Por eso “miren mis manos y mis pies soy el mismo”, “tanto amó Dios al mundo que envió a su Hijo único no para condenar al mundo sino para que se salve por él” (Juan 3,15-16).

Ese hijo o esa hija sale de la casa desobediente y la mamá o el papá se queda envenenándose, renegando, hasta llorando, pensando cómo lo va a castigar,

de qué lo va a privar.  Pero si calla y ofrece ese dolor por el cambio de él o ella.  Le ofrece a Jesús esa misma desobediencia y hace un sacrificio por ese hijo.  ¿Qué está haciendo?  Llenándose de la paz que da Jesús y cuando llega ese hijo no lo maltrata sino que le contagia eso que lleva dentro, esa paz.  ¡Qué hermoso!

¿FÁCIL O DIFÍCIL?

Alguien dirá no es fácil.  Es verdad que tiene que entrenarse mucho, pero hay que empezar.  No es fácil matar el YO, no es fácil curar la enfermedad del Yoísmo, pero hay que dar pasos y aprovechar desde ya todo lo que me molesta o me duele.  Haz un momento de silencio y sumérgete en “ese corazón sanador de Jesús”, en “ese corazón abierto por la lanza” y entrégale lo que te está inquietando o haciendo sufrir y ofrécelo a Jesús por ese enfermo que está muy mal, por esos niños abandonados, esos jóvenes en los vicios, esos matrimonios por destruirse o destruidos para que resucite el amor en el perdón, por esa persona que me calumnió o me levantó un chisme, esa persona que me perjudicó (Filipenses 2,14-18).

Haz un momento de silencio y en “ese corazón lleno de amor” déjate dar un baño de paz, de confianza, de amor.  Dejémonos empapar de los sentimientos de Jesús para que los contagiemos con las personas que nos encontremos, con los que hablamos por teléfono o con los que nos comunicamos por correo o internet.  El mundo sería como Papá Dios lo creó, lo pensó y por el que Cristo Jesús “obedeció hasta la muerte y una muerte de cruz” (Filipenses 2,1-11).  Con razón cuando nace el bebé la madre se olvida de los dolores e incomodidades del embarazo y del parto y se goza, se alegra con el recién nacido.  Gracias Jesús por obedecer y hacer la voluntad el Padre. Gracias por estar compartiendo estas maravillas.                 ¡ENFERMEDAD LARGA!

Luego de una enfermedad de ocho-nueve meses (2011-2012), enfermedad del yoísmo, “enfermedad del “leonardismo” donde no me dejaba pescar y me

le escabullía, me le escapaba a Jesús, al fin escuchó el clamor y el ofrecimiento de tantos camilleros que me llevaron donde Jesús y me descolgaron para escuchar y aceptar sus palabras de sanación:  “tus pecados son personados”.  Gracias a Dios por tantos camilleros (Marcos 2,1-12).  Gracias mamá Carmen porque en esos 3 meses de muerte que pasé en Colombia me invitaba a rezar el Rosario que no quería hacerlo.  Lo hacía más por vergüenza que por fe. Gracias mamá y gracias Madre María por callar y ofrecer tu sufrimiento y escuchar tantos clamores de tantos camilleros. Gracias, Te alabo y te bendigo Señor Jesús por aguantarme y sostenerme aunque no creía.

Mi yo, mi ego se había inflado.  Me denominaba “el padre de los puentes” porque con los campesinos de Arroyo al Medio-Nagua habíamos hecho 7 puentes-puentes en menos de 3 años (2 Feb. 2004-27 Oct. 2006) con un presupuesto mínimo y tocando tantos corazones generosos.  Las obras a favor de los pobres, de los campesinos, las casas de tantos pobres, las cirugías de tantos enfermos, construcción y reconstrucción de capillas.

Me dejé engañar de la serpiente: “serán como dioses”.  Por eso me daba el lujo, mejor, el orgullo de creerme con autoridad moral para decir “las verdades sin caridad, ofendiendo y maltratando con palabras hirientes a las autoridades, a los compañeros de Iglesia.  Y cuando, por la misericordia divina” descubrí “que estaba desnudo” caí en una depresión que para dormir desde julio 2011-febrero 2012 tenía que tomar dos pastillas para poder dormir.  Todo el pecado y la enfermedad del yoísmo me estaban acabando.  Perdí como 60 libras y los que me veían sentían compasión (Isaías 53,1-3).  No me quería bañar ni cepillarme los dientes.  Lo que quería era morirme, que me diera un infarto y “muerto el perro se acabó la rabia”.

¿QUIÉN ES EL FUERTE?

Ese hombre fuerte y batallador estaba como los boxeadores “en la lona, en el piso”, peleaba con Jesús por no haberme llevado en el accidente del 22 de enero de 2000 y pensaba no se hubieran hecho los puentes, pero no importa ya hubiera descansado.  Otro de los pensamientos:  por qué no me llevó el año pasado cuando me dio el 23 de marzo 2011 una subida de azúcar de 990 que me internaron en el Hospiten de Santo Domingo.  Salí el 27 con 30 de insulina y dos pastillas y el 28 lunes me fui a los retiros preciosos en la Parroquia Sant Andrews de Coral Springs, Florida.  ¿Por qué no me quedé ahí?  Me daba rabia y seguía envenenándome.  Jesús me seguía desinflando el yo y yo no quería sino estar acostado.

Ya no tenía fuerzas ni para pelear, ni discutir, pero era un silencio agotador, preocupante para mi madre, mi familia, mis amigos y paisanos.  No quería celebrar ni ver la Misa por televisión.  Lo que quería era morirme.  En esos 3 meses me preguntaban cuándo iba a celebrar una Misa de Sanación. ¡Qué cuento! El que necesitaba sanación era Leonardo.  Fue un martirio para mi mamá, mis hermanos, familiares y amigos que me habían visto en el apogeo de las sanaciones que Jesús hacía por intermedio de Leonardo en su tierra natal, Ibagué-Tolima-Colombia.  Y eso me golpeaba más y me hundía más y más.  Desde la habitación-cárcel que me había construido veía las torres de la  Parroquia Nuestra Señora del Carmen, donde fue monaguillo hace 47 años y me daba nostalgia.  Los padres salesianos me animaban, otros sacerdotes también.  La gente orando por mí, para que Jesús me sanara y yo no sabía que la enfermedad era “mi yoísmo”.

¿LA SALUD PARA QUÉ?

Quería la mejoría como en años anteriores que había caído un mes y luego me levantaba con más furia para trabajar.  Muy cariñoso con la gente, pero el que no hacía como yo pensaba o quería le aplicaba la mano dura.  Todo eso me golpeaba porque no había sido fiel a la Palabra de Dios y cualquier parte de la Biblia era una acusación.  Me veía como aquel que Dios le perdonó tanto y yo no había perdonado cositas a tantas personas, me veía como en el Evangelio de aquel que fue perdonado

10.000 y el no perdonó 100 a un compañero (Mateo 18,23-35).  Todo era culpándome, rechazándome, azotándome, martirizándome. ¡Qué duro!

Quise hacer una casa de oración en Nagua, coordinar la Renovación en 19 Parroquias y gracias a la paciencia de mi Obispo que me dio mucha libertad.  Total todo se fue al piso, la casa de los inválidos en los Memisos de Las Gordas no se terminaba, ellos estaban en una habitación peor de lo que los encontré.  Tenía deudas en 2 Ferreterías y albañiles.  Gracias Omar y Niño Jesús por recoger el trasteo, la mudanza y entregar la casa.  Muchas Bendiciones. Todo se me vino encima y lo único que quería era morirme.  Pensaba que todo se había terminado. Quería que me cayera un rayo y el sufrimiento se acababa.  ¡Cuántos que leen dicen: eso me pasa a mí!

Repito quería un milagro, quería levantarme rápido y todo fue lento y muy lento.  Regresé el 4 de octubre del 2011 y el 5 día de Santa María Faustina hablé con Monseñor Jesús María de Jesús Moya, que se ha portado como un padre.  Le pedí hospedarme en la Casa del sacerdote en San Francisco donde están los sacerdotes viejitos y enfermos.  Donde había pasado 30 días en “el accidente bendecido del 2000” y donde había pasado varias veces recuperándome.  Esa noche celebré solo en la habitación dando gracias por la Misericordia Divina de regresar, sin saber lo que me esperaba.  Flaco, demacrado daba lástima.  El hombre fuerte era un guiñapo.

TIEMPO DE PURIFICACIÓN

Me vi en el aire.  Ese Jesús que me había rescatado hacía 17 años cuando llevaba 12 años de sacerdote se me había escondido y no hacía mi voluntad, la voluntad de Leonardo, en vez de yo hacer la voluntad del Padre como Jesús  Pero tuvo misericordia y me fue llevando con calma.  No entraba al correo electrónico, no quería contestar el teléfono, no podía predicar.  El hombre de la palabra empezaba a hablar de una cosa y pasaba a otra porque me perdía.  Predicar era un gran martirio.  El Obispo me dijo que escribiera el sermón.  El P. Rigoberto me fue acompañando en un curso precioso pero exigente de oración contemplativa. Me animaba y el muerto, Leonardo, no resucitaba.  Fue un tiempo de purificación, fueron 8-9 meses de escuela: “Lo llevaré al desierto y le hablaré al corazón” (Oseas 2,16).

Desde que dialogué con Monseñor Moya me habló de venir a Las Terrenas y El Limón. Ya no como párroco sino como Vicario Parroquial.  Eso mismo le pedía a él en una carta de respuesta al permiso tan paternal que me dio. Le escribí desde mi casa paterna el 10 de agosto del 2011 y el médico siquiatra me dijo que no se la mandara.  Jesús Buen Pastor me iba llevando.

Mis hermanos querían que saliera rápido del hoyo.  Mi hermana María Carmenza no sabía con quién hablar, a qué sacerdote llevarme para que me orara y me sanara.  Uno dijo: le hicieron un trabajo de brujería para sacarlo del Ministerio de sanación y liberación.  Yo no lo creí y no volví, pero no descartaba esa posibilidad.  Total, querían que me sanara, pero ni yo mismo sabía cuál era la enfermedad.  Mi hermano Félix Alberto como un papá. Fue un proceso doloroso.  Por eso digo que es la enfermedad más dañina y más peligrosa, la enfermedad del yo.  Había manipulado a todo el mundo y quería manipular a Dios y no se dejó ¡Gracias a Dios!

¿QUIÉN SE ENCARTARÍA CON “LEONARDO”?

Tuve en 3 oportunidades la maleta lista para venir a las Terrenas, pero la hora de Dios no llegaba.  Cuando hubo cambio de párrocos el nuevo párroco el P. Ramón Antonio Hilario Bidó, Padre Papo, se arriesgó el 28 de Febrero a traerme para trabajar juntos y después de 2 meses le doy gracias a Dios porque ha sido un hermano y un instrumento del Padre para vivir esta nueva experiencia, para descubrir en este tiempo de oración, ofrecimiento y trabajo pastoral cuál era la enfermedad de Leonardo: “el yoísmo”.

Fue aquí, como Vicario Parroquial, hoy 28 a los dos meses, donde Jesús me abrió los ojos y el entendimiento (Lucas 24,30-31 y 44-47).  Estoy viviendo una nueva de luna de miel sacerdotal.

En Colombia todo eran cábalas.  Pensaba: Me ordenaron Presbítero a los 29 años y con 29 años de Ministerio (05-09-82), total 58 años,todo se derrumbaba.  Era la mitad de la mitad. En esa enfermedad me tocó celebrar con mi familia por primera vez en 29 años un aniversario de sacerdocio.  El año 2011 como el 11 de Sept. Todo era no una diosidencia sino como una coincidencia de maldición.  Fue una machacada grande.  Esa caña de azúcar no quería dejarse machacar, no quería pasar por el

trapiche (molino para moler la caña y salir el jugo dulce).  Me rebelé, lo único que quería era morirme.  ¡Qué depresión tan tremenda! ¡Qué enfermedad tan mala!  Tan aplastante, tan mortificante para la familia y los amigos.  Y sin poder salir de ahí.

¡MÉDICO CÚRATE A TI MISMO!

Luego de tantas enseñanzas que me regaló Jesús y con las cuales tantísimas personas habían recibido sanación interior, sanación física y liberación me encontraba en el remolino del yo, del “médico cúrate a ti mismo”.  El siquiatra muy bueno me dijo que un ortopedista no se puede curar una pierna partida, un cardiólogo no puede operarse del corazón y yo como sacerdote necesitaba de otra persona.  Doctor Jairo Novoa, gracias por su paciencia y ahora le comparto mi enfermedad, la raíz de dicha enfermedad y algunos de los secretos para salir de ahí.  Son muchos los testimonios para compartir, pero el artículo de dos hojas –brochour- se ha convertido en un folleto parecido al del accidente bendecido.  Creo que saldrá en un libro.

Fueron preciosas las dos últimas jornadas de evangelización en Coral Springs-Florida (28-03-11 a 14-04-11) y Falleteville- Carolina del Norte (18-05-11 a 07-06-11 cuando cumplía los 58 años de vida).  Algo precioso.  Cuántos testimonios, cuántas conversiones, cuántas sanaciones físicas, cuántos matrimonios reconciliados, “cuántos milagros”, pero me golpeaban la palabras de Jesús en San Mateo 7,21-23: “No bastará con decirme: ¡Señor!, ¡Señor! Para entrar en el Reino de los Cielos, más bien entrará el que hace la voluntad de mi Padre del Cielo. Aquel día muchos me dirán: ¡Señor, Señor!, hemos hablado en tu nombre, y en tu nombre hemos expulsado demonios y realizado muchos milagros.  Entonces yo les diré claramente: Nunca les conocí, ¡Aléjense de mí ustedes que hacen el mal”.

Estas palabras me golpeaban, pero todavía seguía ciego, sin entender las Escrituras: “entrará el que hace la voluntad de mi Padre del cielo”.  Cuánta división en el “Cuerpo de Cristo” – La Iglesia.  El Cuerpo de Cristo está despedazado porque cada uno queremos hacer “mi voluntad” y todo se lo achacamos a Jesús o al Espíritu Santo: “Jesús me dijo y El Espíritu Santo me iluminó” y no me había abierto el entendimiento para ver que era yo, Leonardo, y no el Espíritu Santo.

LA SOLUCIÓN: hacer la voluntad del Padre del Cielo como Jesús y como María.                        LA CLAVE: orar con poder.                                                                                                                   EL SECRETO: ofrecer todo, todo, todo de manera especial lo que le ayuda a morir al yo, a mi voluntad.

Ya seguiré compartiendo otros testimonios lindos de lo que Jesús me ha dejado vivir meses antes de la enfermedad, durante los 8-9 meses de enfermedad y los 2 meses como Vicario Parroquial.  Será en otro artículo.

Padre de misericordia te alabo y te bendigo por tanta paciencia conmigo, por tantos camilleros que me han dado la mano, que han orado y han hecho sacrificios y ayunos para que este muerto resucite, mejor para que Jesús resucite y Leonardo siga muriendo.

Te alabo y te bendigo Señor Jesús porque cuando ya se acercaba la hora de salir de la casa del sacerdote a esta Parroquia te decía: “quiero enamorarme cien por ciento de ti y anunciarte, predicarte con misericordia no con mano dura; no con una mano de cariño y amor y la otra mano de hierro, sino con las dos manos de misericordia.

Espíritu Santo te alabo y te bendigo por la paciencia que has tenido con migo. Este cuerpo que es tu templo desde el bautismo va a ser consagrado lo mejor para vivir los consejos evangélicos lo más radical que pueda: una extrema pobreza en todos los aspectos, una obediencia a raja tabla para no hacer mi voluntad sino la del Padre, una castidad íntegra porque es la fidelidad a quien es fiel.  Gracias Espíritu Santo.

Gracias mamá María por acompañarme en este nuevo calvario como acompañaste a Juan para que llegara hasta el final en la cruz.  “…Y el discípulo se la llevó a su casa… (Juan 19,25-27).  Y nosotros como buenos discípulos de Jesús la llevamos a la casa del corazón, a la casa de la familia, a la casa de la comunidad, a la casa del pueblo, a la casa de la ciudad, a la casa del país.  Les bendice un servidor colombo-dominicano Leonardo Roa Torres, Pbro. www.sanacioninterior.net e-mail jesussanahoy@gmail.com  Tel. 809-753-8440.  Parroquia “Nuestra Señora del Carmen”, Las Terrenas y “Corazón de Jesús, El Limón de Samaná. República Dominicana. Naturalizado con el acta de nacimiento dominicano en Nagua.

 

 

 

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Mis 30 años de Sacerdocio

Santo Domingo, Agosto 18 del 2012

Señor Nuncio Apostólico José Wesolowski

Señor Cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez

Señor Obispo Fausto Mejía – San Francisco de Macorís

Señor Obispo Jesús María de Jesús Moya

 

Muy apreciados hermanos en el Sacerdocio de Jesucristo Nuestro Señor:

Reciban un fraterno saludo.

Nuevamente me acerco a Uds. Para compartirles algo de mi vida y la situación sacerdotal.  Voy a presentar varios puntos:

HISTORIA PERSONAL

Quisiera presentar algunas fechas de mi vida que orientan quién es el sacerdote que el 5 de Sept. Del 2012 cumple 30 años de Presbítero al servicio de la Iglesia de Jesucristo y la gran mayoría de ellos al servicio de los campesinos.  Y quien escribe este documento.

  • 7 de Junio de 1953 nací en Ibagué – Tolima- Colombia.  Domingo a las 4,00 p.m. Quinto de 7 hermanos que actualmente viven todos.  Padres: Campo Elías Roa Alfonso (+1989) y mi madre que acabó de cumplir 89 años (16-07-23) en la visita que me hizo en Las Terrenas.
  • 7 de Marzo 1954 Bautizado en la Parroquia San Roque de Ibagué
  • 1957 en los Rosarios de la Aurora de la Parroquia mi papá me llevaba y en la Misa se colocaba al final en la última columna. Cuando me alzaba le decía: “yo quiero ser como ese señor de blanco que está allá arriba”.
  • 1963 en la visita de los seminaristas al Colegio San Luis Gonzaga de los Hermanos Maristas nos entusiasmaron para ir de misiones al Africa, India donde no se conocía a Cristo.  Varios compañeros fueron al otro año, pero mi papá dijo que ese año no sino al otro año para iniciar bachillerato.
  • 1965  entro al Seminario Menor de la Arquidiócesis de Ibagué.  Actualmente tiene 650.000 habitantes.  Soy nacido en una ciudad y, sin embargo, la mayoría del Ministerio ha sido, por voluntad de Dios, en Parroquias campesinas, tanto en el Ecuador como en República Dominicana.  Me llamaban el misionero porque hablaba de ir a predicar lejos.
  • 1970 Octubre 17 Campeón Nacional de Tenis de Mesa (ping-pong) representando mi Departamento del Tolima. Ese año terminé el bachillerato.
  • 1971  comienzo la Filosofía en el Seminario Regional Arquidiocesano de Popayán.
  • 1973 termino la Filosofía en el Seminario Regional Arquiodesano de Garzón – Huila –
  • 17 de Agosto de 1973 salgo de misionero a Paraguay con una Fraternidad Sacerdotal “San Juan de Avila” quien su fundador el P. José Soto Chuliá está en proceso de canonización.
  • 1975 me envian a Ecuador y luego de 3 meses a Cabimas – Venezuela para iniciar un Centro Vocacional externo.
  • 1976 formo parte del equipo de superiores del Seminario Mayor y Menor de Barquisimeto – Venezuela
  • 1977 Regreso a Guayaquil y acompaño un año a un párroco en Tulcán – Carchi – Ecuador donde conocí y me conoció Monseñor Luis Clemente de la Vega, mi primer Obispo.
  • 1978 Encargado de la pastoral vocacional de la Arquidiócesis de Guayaquil y comencé la Teología en el Seminario Mayor de Guayaquil.
  • 1979 regreso a Colombia y con el apoyo moral del Obispo de Tulcán-Carchi- Ecuador ingresé en la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá, pagando mi familia todos los gastos de estudios, comida, alojamiento.
  • 1982 junio terminé la Teología. Tenía un porcentaje de 4.7 sobre 5.  Los Jesuitas querían llevarme con ellos pero yo quería ser Diocesano.
  • 29 de Junio de 1982  Recibí el Diaconado en Tulcán por Monseñor Luis Clemente de la Vega.
  • Julio 1982  Mis padres me pagan el Magister en Teología
  • 1982 Diciembre me llama el Obispo para que trabajara en el Seminario y me envía de Vicario Parroquial en La Parroquia La Dolorosa de Tulcán
  • 1983 el 14 de Octubre nombrado párroco de una parroquia campesina conflictiva y que había sacado varios sacerdotes.  Trabajamos 10 años lindos.  Con problemas, enfermedades, pero al final un trabajo de grandes recuerdos con tienda comunitaria, botica comunitaria, molino comunitario, reconstrucción de capillas, muchísimas misiones y varias vocaciones a la vida religiosa y sacerdotal.
  • 1990 Enero-Julio un Curso-Taller de Planificación Pastoral Latinoamericana en Bogotá avalado por la Pontificia Universidad Javeriana validando semestre del Magister en teología.
  • 1990-1992 Inicié el NID en mi Diócesis de origen, Diócesis de Tulcán – Ecuador. Fui el Coordinador del EDAP por 2 años participando con muchas Diócesis de Colombia, del Ecuador, de México, de Italia.
  • 17 de Agosto de 1993 cansado de tanto problema, de tanta incoherencia en la Jerarquía pedí un año sabático viviendo en Tulcán y trabajando con productos naturales Herbalife llegando a un buen puesto en pocos meses.
  • 1994 el 12 de Marzo en una Extravaganza de Herbalife en Orlando-Florida conocí por primera vez la Renovación carismática católica a la que rechazaba porque bloqueaba el proceso pastoral del NID ya que hacían lo que querían utilizando el Espíritu Santo a su acomodo.
  • 5 de Abril de 1994 me prestaron el libro “Jesús está Vivo” que  encendió mi mente y mi corazón y me llevó a participar de un Crogreso Carismático en Quito que marcó mi segundo capítulo de mi Ministerio Presbiteral.
  • Abril 1994 participo en un Congreso Carismático en Quito – Ecuador y quedé tocado queriendo hacer una experiencia en Pompano Beach – Florida – una hora de Miami.
  • Julio 20 de 1994 empiezo la experiencia en dicha parroquia y le vuelvo a escribir al P. Emiliano Tardif quien me contesta  que en Octubre va a un Congreso a Miami y hablamos personalmente.
  • En Octubre de 1994 conozco personalmente al P. Emiliano Tardif en Miami.  Luego de 2 horas de contarle muchas travesuras de mi vida dice: “Este es el sacerdote que estabamos pidiendo al Señor”.  Me sorprendí, me sorprendió y me invitó y me hice el invitado para ir y conocer la experiencia en República Dominicana.
  • 6 de enero de 1995 me recibe el P. Emiliano Tardiff. En las correas donde se recoge el equipaje. Estaba esperándome con su camisa azul celeste.  Me lleva a la Casa de la Anunciación y en la Eucaristía de las 6,00 p.m. dice: “Este es el P. Leonardo Roa Torres, colombiano, que viene por unos días y se va a quedar muchos años”.  Ya voy a cumplir 18 años y me naturalicé hace varios años. Soy colombo-dominicano. Me gradué en la escuela KE-Ka-Ko  Juan Pablo II de la Comunidad Siervos de Cristo Vivo en Santo Domingo en el año 2006 siendo mi madrina María Armenteros.
  • Con permiso de mi Obispo Germán Pavón Puente viví 3,5 años en la Casa de la Anunciación en Santo Domingo.  Prediqué varias veces con el P. Emiliano, el diácono Evaristo Guzmán y su esposa Yolanda y algunos miembros de la comunidad Siervos de Cristo Vivo.
  • 1998 julio con un año de permiso Monseñor Jesús María de Jesús Moya me recibe en la Diócesis ya que Evaristo Guzmán quería que los acompañara en la misión evangelizadora carismática.
  • 1998 Agosto Mons. Julio César Corniell me lleva como Vicario Parroquial a las Parroquias Santísima Trinidad y Santiago Apóstol de Arroyo al Medio de Nagua.
  • 1999 el 22 de julio me nombran párroco de Arroyo al Medio
  • 25 de Diciembre de 1999 celebramos 103 matrimonios desde la 12 p.m. hasta las 6,00 p.m.
  • 22 de Enero del 2000 el Accidente Bendecido.
  • Del 2 de Febrero del 2004 hasta el 27 de Octubre del 2006 construimos 7 puentes-puentes para los campesinos y zona de Arroyo al Medio.  En el 2003 construimos 2 puentes colgantes. Al inaugurar el primer puente de cemento, puente Nuestra Señora de la Altagracia, celebramos 19 matrimonios y al inaugurar el sexto celebramos 20 matrimonios.  Se construyó el Templo parroquial, Casa Curial, se inició un Coliseo-salón de actos, muchas capillas, muchas casas de los pobres, muchos operativos médico-odontológicos y curugías gratis en Santo Domingo, Santiago y San Francisco de Macorís con médicos amigos.
  • 16 de Agosto del 2009 entrego la Parroquia al P. Aridio Vicioso (Hay copia de lo que se entregó, faltando un inventario completo por el apuro de la entrega).  10 años de párroco bien trabajados con mucho amor y sacrificio.  Muchas misiones y muchos Animadores de Asamblea y Ministros extraordinarios de la Eucaristía. Varias vocaciones sacerdotales.
  • Regalé un terreno de 200 tareas que había comprado con unos ahorros de los retiros en Europa.  Le dije a Jesús: la mitad de la ofrenda es para la Parroquia y la mitad para mí, para pasajes a Colombia o cualquier internamiento médico.  $ 120.000 para la Parroquia y $ 100.000 para mí. Con lo que después compré dicho terreno.
  • 15 de Agosto del 2009 recibo la Parroquia San Miguel Arcángel de Las Gordas de Nagua.
  • Nov. Del 2009 empezamos la construcción de la casa de los 4 minusválidos de Los Memizos de Mata Bonita.  Está bastante terminada de plato.  Desde Nov. 2011 ya viven allí.
  • Febrero 24 del 2011 informe a maquinilla de lo realizado hasta ese momento
  • Construcción y recostrucción de capillas. Inauguración y bendición de la Capilla de Los Guayabitos (07-05-2011).  Instalación del Santísimo en 6 capillas nuevas y reconstruidas.
  • 14 de Mayo del 2011 entrega de la Parroquia y nombramiento para dirigir retiros.
  • Nota  parte del numeral 1  y todo el numeral 2 no lo coloco   todavía al público

SITUACION PERSONAL ACTUAL

  • En este momento luego de 30 años de servicio a la Iglesia y 39 de misionero no tengo casa propia, no tengo carro propio, no tengo dinero para pagar el pasaje para llevar a mi madre (me lo fiaron de Emely Tours).  Mi patrimonio son los pobres y lo que pueda hacer por ellos.
  • Desde el 15 de junio que el P. Papo me dio unas medias vacaciones me metí a ayudar a los campesinos de la Placeta de Arroyo al Medio y ya tenemos 120 metros de malla con un chapapote ancho de cemento.  Empezamos el otro lado y, Dios mediante, terminaremos la cuesta de la Icotea de la Placeta con 8 metros de carretera cementada y se acabó la pesadilla de los campesinos que tantos años sufrieron y yo como párroco 10 años sufrí con ellos.
  • No sé si tengo seguro aunque en La Diócesis de Tulcán – Carchi- Ecuador pagaba mi seguro y aquí mientras fui párroco lo pague puntualmente.  Tengo un seguro de enfermedad que me regalan dos amigos de la Comunidad Siervos de Cristo Vivo.
  • He vivido desde los 20 años, con ese equipo misionero, esa Fraternidad, una experiencia de la Providencia que mi Obispo Germán Pavón Puente en el Carchi-Ecuador decía: “Yo no entiendo a Leonardo.  No tiene un peso en el bolsillo y le sobra de todo”.  Por eso vivo feliz y contento porque no tengo nada y lo tengo todo y en este momento más todavía.
  • Esos 5 meses en la Casa del sacerdote esperando que el P. Hilario José Gutiérrez me llevara a las Terrenas el P. Rigoberto Zamora, mexicano, fue un ángel de la guarda y me ayudó a hacer un curso intensivo de oración contemplativa donde estaba 6-7-8 horas de oración.  Ha sido una gran bendición.  Dios escribe recto en renglones torcidos.  Monseñor Moya se portó como un padre y tuvo paciencia conmigo frente a los ataques de varios sacerdotes.

Nota:  aquí también recorto el documento que fue de 8 hojas y quedó en 4 con los recortes.

Les agradezco mucho todas sus bondades, toda su paciencia y seguimos unidos en la oración, en la Eucaristía, en el servicio pastoral y en el servicio a los más necesitados.  Esperando sus bendiciones y una pronta respuesta se despide

P. Leonardo Roa Torres

 

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Mis 30 años de Ordenación Sacerdotal

EL LAVATORIO DE LOS PIES , LA TARJETA DE ORDENACIÓN DE MIS 30 AÑOS COMO SACERDOTE.AL IGUAL QUE AQUEL MARAVILLOSO 5 DE SEPTIEMBRE DE 1982, EN ESTE AÑO DE 2012 TAMBIÉN LO CELEBRO EN LA CATEDRAL DE IBAGUÉ (COLOMBIA), MI TIERRA NATAL.

ADEMAS TAMBIÉN ADJUNTO LA CARTA DE MONSEÑOR JESÚS MARÍA DE JESÚS MOYA DONDE SOY NOMBRADO DIRECTOR DE RETIROS ESPIRITUALES  PARA LA DIÓCESIS DE SAN FRANCISCO DE MACORIS

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La enfermedad más peligrosa

 

 

 

 

 

LA ENFERMEDAD MÁS PELIGROSA, MÁS DAÑINA Y MÁS CONTAGIOSA

¿YO  O  DIOS?

Un saludo fraterno y cariñoso para la persona que reciba y lea este mensaje de sanación interior.  Hoy 28 de Febrero del 2012.

Digamos: Espíritu Santo de Dios ven en mi auxilio y dame la gracia de abrir y gozarme con el regalo que me tienes con esta nueva experiencia de fe.

La Biblia, La Palabra de Dios, es viva y actual.  Lo que le sucedió a Adán y Eva es lo que nos está sucediendo.  Ellos “quisieron ser como Dios”, ellos quisieron ser grandes y cuando “se pusieron en el puesto de Dios” se les abrieron los ojos y se dieron cuenta que “estaban desnudos”, es decir, sin la gracia que Dios les había regalado (Génesis 3,1-13).

Cuando “yo quiero ser como Dios” con el tiempo, los tropezones y la misericordia de Dios me doy cuenta que soy pequeño, que no puedo hacer siempre lo que yo quiero y siempre lo que yo deseo.  Entonces me enfermo y no tengo ni paz ni libertad.

LA PEOR ENFERMEDAD

Hoy en día hay enfermedades cada vez más raras y los médicos se van especializando en cada órgano del cuerpo, en cada parte del cuerpo.  Hasta el punto que cada dedo de la mano tiene un especialista.  Ya los médicos generales van quedando relegados.  Los médicos de antes que trataban las enfermedades que circulaban en el ambiente van desapareciendo porque lo máximo son los especialistas.  Es un gran regalo.  Como dice la Palabra de Dios: “Los médicos son un regalo de Dios” (Eclesiástico, o,  Sir. 38,1-10)

Hay problemas cuando se sube el azúcar en la sangre y puede llegar a un coma diabético.  Cuando sube la presión y puede tener un infarto o una trombosis.  Cuando sube el colesterol o los triglicéridos, los glóbulos blancos.  En fin, cuando se suben los niveles de aminoácidos, de proteínas, de carbohidratos, de etc. Etc.   Hasta el sobre peso (la gordura) se considera una fuerte enfermedad y por eso tantas dietas y tantos gimnasios para mejorar la salud corporal.

La pregunta es ¿cuál es la peor enfermedad del tiempo actual?  ¿En qué porcentaje están las enfermedades del corazón, las de la sangre, las del cáncer, las de depresión, de los huesos, de desnutrición que causa tantas muertes de hambre?  ¿Cuál es el índice más elevado y cuál es la más peligrosa?

Hoy más que nunca hay más cuidados, más medicina, más especialidades y abundan las enfermedades más raras y más complicadas.

La gran pregunta es: ¿Cuál es la peor enfermedad?

¿Podríamos decir que el YO, el EGO? Decimos rápido el “egoísmo”, vamos a llamarlo en este artículo el “yoísmo”. Cuando los índices del EGO, del YO están altísimos la muerte es segura.  No sólo muero yo, sino que estoy matando a los que viven conmigo, a los que trabajan conmigo, a los que rezan y se congregan conmigo.  Es peor que la bomba atómica.

Cuando… yo soy tal personalidad,… yo tengo tanto dinero,… yo puedo hacer y deshacer con el poder que yo tengo,… yo quiero conseguir lo que sea al precio que sea,… yo quiero hacer lo que quiero y hasta lo que me dé la gana,… yo busco mis intereses por encima de quien sea y como sea. En definitiva, cuando mi YO lo he alimentado o me lo han alimentado hasta alcanzar niveles peligrosamente altos.  ¡Cuidado!  ¡Stop! ¡Detente!

La enfermedad peor, la más contagiosa, la más alarmante.  ¿Quién la puede curar?  ¿Es posible curarla?  ¿Qué avión tengo que tomar para llegar donde ese especialista?  ¿En qué país, en que hospital, qué seguro me cubre, con quién puedo hablar para que me lleve o me oriente y me consiga urgente la cita?  ¡Es cuestión de vida o de muerte!  ¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo entero si pierde su vida, su alma? (Marcos 8,35-36). ¡El yo, lo mío es lo más peligroso!

¿JESUS DE NAZARET RESUCITÓ?

Este es el gran grito de victoria: ¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo? Ha resucitado.  El testimonio de los Apóstoles: “Ese Jesús que Ustedes crucificaron y mataron Dios lo ha resucitado y nosotros somos testigos… Ha comido con nosotros  (Hechos 3, 11-16; 4,7-12.32-33; 5,27-32; Juan 20,1-29; Lucas 24,1-12.13-35.36-43; Marcos 16,1-14).

Sin embargo, Jesús de Nazaret, el Hijo de Dios, para muchos sigue muerto, ni se conoce. Otros que no han tenido la experiencia con el resucitado quieren matarlo hoy con películas y versiones contrarias a la Palabra de Dios. Y, después de 20 siglos no le hemos obedecido y por eso vivimos “como perros y gatos” y estamos enfermos sin paz y sin libertad.

Jesús resucitó ¿para qué?  Cuántas respuestas nos darían.  Una respuesta sencilla: Jesús resucitó para resucitar en mí.  Entonces hay un enfrentamiento del yo, del ego con Jesús.  O vivo yo o vive Jesús.  Por eso San Pablo compartía esto bien: “Ya no vivo yo es Cristo quien vive en mí” (Gálatas 2,20).  Entonces para que Jesús viva yo, Leonardo, tengo que morir a Leonardo.  Cada uno puede colocar su nombre y repetir: yo… fulano-fulana de tal tengo que morir a…, a mi yo para que Cristo Jesús viva en mí, resucite en mí y yo sea una persona nueva (Juan  3,3-7).

Morir a uno mismo no es fácil,  Jesús nos invita a dejarlo todo hasta uno mismo.  Es fácil dejar familia, herencia, patria pero dejar el YO, el EGO es lo más difícil.  A los 20 años terminando la Filosofía salí de misionero al Paraguay-Ecuador-Venezuela dejándolo todo: padre, madre, hermanos, herencia hasta patria como animaba Pío XII.  Sin embargo, en la maleta de mi corazón llevaba mi yo, mi ego, a Leonardo.  Como dice San Pablo: el hombre viejo.

Desde hace 39 años la lucha ha sido titánica.  Ha habido temporadas donde Jesús ha tomado más fuerza y he tenido paz y la he contagiado.  Pero ha habido temporadas donde mi YO ha tomado el control de mi vida y ha sido un desastre enfermándome y enfermando a muchas personas. Después de mi última enfermedad de, -julio 2011-febrero 2012, 8 meses-, el Espíritu Santo, ayudado de tantas oraciones, ayunos y sacrificios de tantos y tantos hermanos y hermanas, me está iluminando y dejando vivir esta nueva y maravillosa experiencia.

Viviendo como Vicario Parroquial de Las Terrenas y El Limón de Samaná desde Marzo 2012 y con la Bendición y gran bondad de mi Obispo Monseñor Jesús María de Jesús Moya, la ayuda fraterna y espiritual del P. Rigoberto Zamora. Toda la oración y la ayuda de tantos sacerdotes, religiosas, amigos, hermanos y, mis enfermeros privados: mi madre Carmen Julia y Félix Alberto  mi hermano junto a los médicos, el Espíritu me ha mostrado la raíz de mi enfermedad.

Jesús nos enseña que si el grano de trigo muere da fruto (Juan 12,20-26).  El murió y resucitó y sigue dando mucho fruto resucitando El en cada uno de nosotros.  “Morir a uno mismo” y más en esta sociedad de tanta y tanta comodidad y tanto facilismo no es fácil.  Todo va siendo a control remoto donde ya no se mueve uno, por internet se compra y todo le llega a la casa sin mayor esfuerzo.  Una sociedad que ha creado todo tan fácil de adquirir que si uno se descuida un poquito “se lo lleva la corriente” y uno sigue arrastrando más gente a la amargura, a la desesperación, a la frustración, al sin sentido, al caos que estamos viviendo y respirando, que estamos oyendo, viendo por los medios de comunicación social.  Nos causan admiración y espanto y,  un futuro muy incierto: desde no poder dejar la casa uno o dos días porque alguien puede llevarse lo poco o mucho que tenga, matar a una persona por un celular y más hechos.

En esta última batalla, ocho meses de muerte y  restauración,  Jesús resucitado va ganado el mano a mano a mi yo y,  la paz y la libertad interior y exterior se están dejando sentir. Con tal muera Leonardo, el “hombre viejo” del que Habla San Pablo donde no hago el bien que quiero sino el mal que no quiero (Efesios 4,17-32; Col. 3,9-11; Romanos 7,14-15).  Aprovechar todo y ofrecerlo todo para que mi yo muera (Colosenses 1,24).

¿MI VOLUNTAD O LA VOLUNTAD DEL PADRE?

Desde pequeño nos van torciendo y nos van dañando.  El niño pequeño llora y patalea porque no le dan “lo que él quiere, su voluntad o su capricho o su antojo o su resabio, como se quiera llamar.  ¿Qué se hace?  Para que no llore, para que no fastidie, para que no moleste, para que deje en paz se le da lo que anda buscando.  ¡Ojo pelao los papás y más cuidado los abuelos!

Nos gusta hacer lo que queremos, lo que me gusta, lo que me causa placer, lo que me divierte y luego nos estamos lamentando de los accidentes, de las enfermedades, de los desengaños de la vida.  Pasamos de una etapa donde todo era pecado a la etapa en que todo es permitido “de acuerdo a lo de cada uno”, a lo que yo quiero y lo que a mí me parece.  Hasta queremos hacer una Iglesia a nuestro parecer y no de acuerdo a la Palabra de Dios, a la que fundó Jesucristo (Mateo 16,18-19; Colosenses 1,24). Decimos: La Iglesia, refiriéndose a la Jerarquía y a las normas establecidas, debe cambiar en esto, debe aceptar esto y lo otro.  Y ¿qué es eso otro?  Lo que YO pienso, lo que me parece, lo que se me ajusta a mi modo de vivir.  Al final cada uno hace lo de él, su voluntad. Convirtiendo “su yo” en parámetro o norma de actuar.

Jesús de Nazaret sólo hacía la voluntad del Padre, mi comida es hacer la voluntad del Padre, si es posible aparta de mí este cáliz, pero no se haga lo que yo quiero sino tu voluntad.  En el Padre Nuestro que nos enseña: “Santificado sea tu nombre no el mío”, “Venga a nosotros tu Reino no el mío” y lo sella con “hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo” (Juan 4,31-34; Lucas 22,41-42; 2,48-50; Mateo 6,9-15).  La voluntad de Dios no la voluntad mía.

¿CUÁL ES LA CLAVE?

Ahí está la clave: “hacer la voluntad de Dios y no la mía, aunque la mía parezca muy buena, muy piadosa o hasta muy santa”.  Con tal no se haga mi voluntad: lo que quiero, lo que me propongo o lo que propuse, lo que insinué, lo que sugerí.  De esta forma se va curando la enfermedad más peligrosa, más dañina y más contagiosa: El yo, el ego, el “yoísmo”.

Esa es la clave, pero el secreto es la medicina.

¿CUÁL ES EL SECRETO?

Ahora viene lo bueno.  Ahora viene una de las medicinas buenas para sanar esta enfermedad madre y raíz de muchísimas enfermedades.  Es algo muy sencillo.

ORAR CON PODER

Hay medicinas que son agradables y otras que son desagradables, ya sea por el sabor, el tamaño de la pastilla o la cápsula, el dolor de la inyección, los efectos secundarios de la cirugía o del tratamiento.

No se asuste de esta expresión “orar con poder”. No es orar gritando ni orar haciendo fuerza.  ES OFRECER. Aquí está el secreto: ofrecerlo todo,todo, todo. Ofrecer de manera especial lo que más me duela, lo que no me gusta, lo que no me apetece, lo que no me parece y lo que va en contra de mi voluntad para que se haga solamente la voluntad del Padre.  En vez de estar renegando, fuñendo, quejándose, juzgando ofrece toda la incomodidad  hasta por la persona que le quiere quitar la paz. Si tienes paz contagias paz.  Ofrecerme a Jesús ofreciéndolo todo.

A uno le viven pidiendo oración por tantas y cuantas necesidades: de salud, de trabajo, de unión familiar, de viaje, etc. Etc. Acostumbramos a responder: “Sí, voy a orar”.  En efecto, hacemos una oración, un “rezado”, un Rosario, una jaculatoria: “Lávalo con tu Sangre Jesús”, “Bendícelo Jesús”, “abrázalo-a Jesús”, “te bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”. Ofrecemos una Eucaristía –Misa-.  Y eso está bien y es maravilloso.

“Orar con poder” es ofrecerlo todo. Es fuente de paz interior y paz exterior.  Un joven en la capital llegó a su casa y se encontró a sus padres peleando y gritando con sus hermanos.  Dio un grito fuerte: “Aquí no hay paz, necesito paz”.  Su papá sacó del bolsillo un billete de dos mil pesos (50 dólares) y le dijo: urgente vaya a las farmacias y supermercados y cómprenos una libra de paz para la familia.  Salió el joven  y después de preguntar en muchas farmacias y supermercados regresa a la casa con el billete diciendo que nadie vende paz.

Si fuera por el dinero cuánta paz tendríamos, ¿no es verdad? Como dice el canto “ni se compra ni se vende”.  Entonces ¿dónde está la fuente de paz?  Siempre oramos por la paz, pedimos por la paz y la guerra aumenta, la división aumenta.  Jesús es el príncipe de la paz es la fuente de la paz, es la gasolinera de la paz.  Cuando se te acaba la gasolina de la paz va a la bomba de paz que es Jesús.  El siempre nos espera.  ¡Animo, no dejemos que se nos acabe ese tanque”

Jesús resucitado saludó a sus discípulos: “Paz a Uds. y no creían y luego se alegraron”  Y la clave que les dio fue: “miren mis manos y mi costado” (Lucas 24,36-48).  Manos clavadas y costado abierto.  Todo lo ofreció en obediencia a la VOLUNTAD DEL PADRE por nuestra redención, para que tengamos paz y libertad.  Ya les había dicho: “Cuando lleguen a una casa digan paz a esta casa” (Lucas 10,5-6).  “Mi paz les dejo mi paz les doy no como la da el mundo” (Juan 14,27 y 16,33).  Consigamos un tanque de paz de reserva, ¿qué te parece?

La paz fruto del morir a uno, a su voluntad para hacer la voluntad del Padre.

CAMINO SEGURO PARA ADQUIRIR LA PAZ

Ofrecerlo todo y aprovechar toda oportunidad y toda situación para hacer la voluntad del Padre.  Aprovechar ofreciendo todo lo que me disgusta, me duele, me fastidia, me incomoda, me hace sufrir.  En vez de estar quejándose, lamentándose, echándoles la culpa a los otros.  En silencio y ofreciéndolo.  Qué medicina tan efectiva y  tan saludable. Lo que Jesús me enseñó hace 17 años y escribí un brochour titulado CALLAR – ORAR Y BENDECIR.  Se me iba olvidando.

No es callar y aguantar.  Uno se queda callado, pero por dentro está quemando.  “María guardaba todo en su corazón” (Lucas 2,51).  Ella callaba y ofrecía.  No es callar y reventarse uno.  Es callar y ofrecer para no reventarse. No es callar y por dentro estar juzgando, condenando y creciendo en intranquilidad para luego desquitarse con la primera persona que encuentre contagiándole no paz, sino guerra, dolor, tristeza, amargura, sufrimiento. ¿Qué diferencia, verdad? Es cosa del cielo a la tierra, del día a la noche.

Llega el esposo a la casa y la comida no está lista.  Puede tener tres actitudes:

1.- Revienta con insultos, con palabras contra su esposa por no cocinar a tiempo y comienza a juzgarla: a dónde se fue, qué tanto hace que no le alcanza el tiempo, qué desconsiderada: uno trabajando y cansado y tú viendo tele o chismiando.  Explota y de mala manera.  Hiriendo a la esposa y “dándole un gran mal ejemplo a sus hijos” o personas presentes.  Envenena todo.

2.- Llega y no encuentra la comida o la sala desarreglada.  Se calla y rabioso se va a ver televisión o se encierra en la habitación y sin decir nada empieza a juzgar y condenar.  “Calla, pero la procesión va por dentro”.  Pasa a comer callado y con una actitud de protesta y sufre.

3.-  Llega y, al encontrar esa situación la saluda con cariño.  Le ofrece el hambre y el cansancio por la unión familiar, por tantos que no tienen comida ese día, por ese matrimonio que está por romperse o que se ha roto para que Jesús resucite el amor por el perdón que se van a dar. Se ofrece a colocar la mesa, los platos, la cuchara, a picar o partir en la cocina lo que hace falta.  Está viviendo en paz y contagiando la paz.  ¡Qué hermoso, verdad!  Qué sueño.  Vale la pena.

La esposa está en la casa y no llega el esposo que quedó en recogerla.  No llega y ella se inquieta, se preocupa y “empieza a envenenarse por dentro”: no llega, siempre el mismo, con quién se quedaría, ahora que venga no salgo.  Eso y más pensamientos.  En vez de disculpar, de callar y orar por él, de bendecirlo, de “lávalo con tu sangre Jesús”.  Cuando llegue como ha ido alimentando la paz con la oración ¿qué le va a contagiar? Paz, amor.  ¡Qué belleza!  Esa espera la ofrece por aquel hijo que está desobediente, por aquella hija que tiene esos amores no conforme a los papás.  Creció en paciencia que es “la ciencia de la paz”.  Murió el yo y salió Jesús.  No se hizo su voluntad sino que se abrazó a la voluntad del Padre.

Y, así en todo.  Si tú te dejas envenenar y te llenas de odio, de resentimiento, de dolor, de enojo lo que vas a contagiar es eso y el sufrimiento para ti y el sufrimiento para los que tú envenenes.  Pero si tú callas, oras, bendices la paz de Jesús te va llenando, te va empapando y por donde pases vas a dejar el aroma de paz.  ¡Qué gran diferencia!  Por eso “miren mis manos y mis pies soy el mismo”, “tanto amó Dios al mundo que envió a su Hijo único no para condenar al mundo sino para que se salve por él” (Juan 3,15-16).

Ese hijo o esa hija sale de la casa desobediente y la mamá o el papá se queda envenenándose, renegando, hasta llorando, pensando cómo lo va a castigar, de qué lo va a privar.  Pero si calla y ofrece ese dolor por el cambio de él o ella.  Le ofrece a Jesús esa misma desobediencia y hace un sacrificio por ese hijo.  ¿Qué está haciendo?  Llenándose de la paz que da Jesús y cuando llega ese hijo no lo maltrata sino que le contagia eso que lleva dentro, esa paz.  ¡Qué hermoso!

Alguien dirá no es fácil.  Es verdad que tiene que entrenarse mucho, pero hay que empezar.  No es fácil matar el YO, no es fácil curar la enfermedad del Yoísmo, pero hay que dar pasos y aprovechar desde ya todo lo que me molesta o me duele.  Haz un momento de silencio y sumérgete en “ese corazón sanador de Jesús”, en “ese corazón abierto por la lanza” y entrégale lo que te está inquietando o haciendo sufrir y ofrécelo a Jesús por ese enfermo que está muy mal, por esos niños abandonados, esos jóvenes en los vicios, esos matrimonios por destruirse o destruidos para que resucite el amor en el perdón, por esa persona que me calumnió o me levantó un chisme, esa persona que me perjudicó (Filipenses 2,14-18).

Haz un momento de silencio y en “ese corazón lleno de amor” déjate dar un baño de paz, de confianza, de amor.  Dejémonos empapar de los sentimientos de Jesús para que los contagiemos con las personas que nos encontremos, con los que hablamos por teléfono o con los que nos comunicamos por correo o internet.  El mundo sería como Papá Dios lo creó, lo pensó y por el que Cristo Jesús “obedeció hasta la muerte y una muerte de cruz” (Filipenses 2,1-11).  Con razón cuando nace el bebé la madre se olvida de los dolores e incomodidades del embarazo y del parto y se goza, se alegra con el recién nacido.  Gracias Jesús por obedecer y hacer la voluntad el Padre. Gracias por estar compartiendo estas maravillas.

Luego de una enfermedad de ocho-nueve meses (2011-2012), enfermedad del yoísmo, “enfermedad del leonardismo” donde no me dejaba pescar y me le escabullía, me le escapaba a Jesús, al fin escuchó el clamor y el ofrecimiento de tantos camilleros que me llevaron donde Jesús y me descolgaron para escuchar y aceptar sus palabras de sanación:  “tus pecados son personados”.  Gracias a Dios por tantos camilleros (Marcos 2,1-12).  Gracias mamá Carmen porque en esos 3 meses de muerte que pasé en Colombia me invitaba a rezar el Rosario que no quería hacerlo.  Lo hacía más por vergüenza que por fe. Gracias mamá y gracias Madre María por callar y ofrecer tu sufrimiento y escuchar tantos clamores de tantos camilleros. Gracias, Te alabo y te bendigo Señor Jesús por aguantarme y sostenerme aunque no creía.

Mi yo, mi ego se había inflado.  Me denominaba “el padre de los puentes” porque con los campesinos de Arroyo al Medio-Nagua habíamos hecho 7 puentes-puentes en menos de 3 años (2 Feb. 2004-27 Oct. 2006) con un presupuesto mínimo y tocando tantos corazones generosos.  Las obras a favor de los pobres, de los campesinos, las casas de tantos pobres, las cirugías de tantos enfermos, construcción y reconstrucción de capillas.

Me dejé engañar de la serpiente: “serán como dioses”.  Por eso me daba el lujo, mejor, el orgullo de creerme con autoridad moral para decir “las verdades sin caridad, ofendiendo y maltratando con palabras hirientes a las autoridades, a los compañeros de Iglesia.  Y cuando, por la misericordia divina” descubrí “que estaba desnudo” caí en una depresión que para dormir desde julio 2011-febrero 2012 tenía que tomar dos pastillas para poder dormir.  Todo el pecado y la enfermedad del yoísmo me estaban acabando.  Perdí como 60 libras y los que me veían sentían compasión (Isaías 53,1-3).  No me quería bañar ni cepillarme los dientes.  Lo que quería era morirme, que me diera un infarto y “muerto el perro se acabó la rabia”.

Ese hombre fuerte y batallador estaba como los boxeadores “en la lona, en el piso”, peleaba con Jesús por no haberme llevado en el accidente del 22 de enero de 2000 y pensaba no se hubieran hecho los puentes, pero no importa ya hubiera descansado.  Otro de los pensamientos:  por qué no me llevó el año pasado cuando me dio el 23 de marzo 2011 una subida de azúcar de 990 que me internaron en el Hospiten de Santo Domingo.  Salí el 27 con 30 de insulina y dos pastillas y el 28 lunes me fui a los retiros preciosos en la Parroquia Sant Andrews de Coral Springs, Florida.  ¿Por qué no me quedé ahí?  Me daba rabia y seguía envenenándome.  Jesús me seguía desinflando el yo y yo no quería sino estar acostado.

Ya no tenía fuerzas ni para pelear, ni discutir, pero era un silencio agotador, preocupante para mi madre, mi familia, mis amigos y paisanos.  No quería celebrar ni ver la Misa por televisión.  Lo que quería era morirme.  En esos 3 meses me preguntaban cuándo iba a celebrar una Misa de Sanación. ¡Qué cuento! El que necesitaba sanación era Leonardo.  Fue un martirio para mi mamá, mis hermanos, familiares y amigos que me habían visto en el apogeo de las sanaciones que Jesús hacía por intermedio de Leonardo en su tierra natal, Ibagué-Tolima-Colombia.  Y eso me golpeaba más y me hundía más y más.  Desde la habitación-cárcel que me había construido veía las torres de la  Parroquia Nuestra Señora del Carmen, donde fue monaguillo hace 47 años y me daba nostalgia.  Los padres salesianos me animaban, otros sacerdotes también.  La gente orando por mí, para que Jesús me sanara y yo no sabía que la enfermedad era “mi yoísmo”.

Quería la mejoría como en años anteriores que había caído un mes y luego me levantaba con más furia para trabajar.  Muy cariñoso con la gente, pero el que no hacía como yo pensaba o quería le aplicaba la mano dura.  Todo eso me golpeaba porque no había sido fiel a la Palabra de Dios y cualquier parte de la Biblia era una acusación.  Me veía como aquel que Dios le perdonó tanto y yo no había perdonado cositas a tantas personas, me veía como en el Evangelio de aquel que fue perdonado 10.000 y el no perdonó 100 a un compañero (Mateo 18,23-35).  Todo era culpándome, rechazándome, azotándome, martirizándome. ¡Qué duro!

Quise hacer una casa de oración en Nagua, coordinar la Renovación en 19 Parroquias y gracias a la paciencia de mi Obispo que me dio mucha libertad.  Total todo se fue al piso, la casa de los inválidos en los Memisos de Las Gordas no se terminaba, ellos estaban en una habitación peor de lo que los encontré.  Tenía deudas en 2 Ferreterías y albañiles.  Gracias Omar y Niño Jesús por recoger el trasteo, la mudanza y entregar la casa.  Muchas Bendiciones. Todo se me vino encima y lo único que quería era morirme.  Pensaba que todo se había terminado. Quería que me cayera un rayo y el sufrimiento se acababa.  ¡Cuántos que leen dicen:  eso me pasa a mí!

Repito quería un milagro, quería levantarme rápido y todo fue lento y muy lento.  Regresé el 4 de octubre del 2011 y el 5 día de Santa María Faustina hablé con Monseñor Jesús María de Jesús Moya, que se ha portado como un padre.  Le pedí hospedarme en la Casa del sacerdote en San Francisco donde están los sacerdotes viejitos y enfermos.  Donde había pasado 30 días en “el accidente bendecido del 2000” y donde había pasado varias veces recuperándome.  Esa noche celebré solo en la habitación dando gracias por la Misericordia Divina de regresar, sin saber lo que me esperaba.  Flaco, demacrado daba lástima.  El hombre fuerte era un giñapo.

Me vi en el aire.  Ese Jesús que me había rescatado hacía 17 años cuando llevaba 12 años de sacerdote se me había escondido y no hacía mi voluntad, la voluntad de Leonardo, en vez de yo hacer la voluntad del Padre como Jesús  Pero tuvo misericordia y me fue llevando con calma.  No entraba al correo electrónico, no quería contestar el teléfono, no podía predicar.  El hombre de la palabra empezaba a hablar de una cosa y pasaba a otra porque me perdía.  Predicar era un gran martirio.  El Obispo me dijo que escribiera el sermón.  El P. Rigoberto me fue acompañando en un curso precioso pero exigente de oración contemplativa. Me animaba y el muerto, Leonardo, no resucitaba.  Fue un tiempo de purificación, fueron 8-9 meses de escuela: “Lo llevaré al desierto y le hablaré al corazón” (Oseas 2,16).

Desde que dialogué con Monseñor Moya me habló de venir a Las Terrenas y El Limón. Ya no como párroco sino como Vicario Parroquial.  Eso mismo le pedía a él en una carta de respuesta al permiso tan paternal que me dio. Le escribí desde mi casa paterna el 10 de agosto del 2011 y el médico siquiatra me dijo que no se la mandara.  Jesús Buen Pastor me iba llevando.

Mis hermanos querían que saliera rápido del hoyo.  Mi hermana María Carmenza no sabía con quién hablar, a qué sacerdote llevarme para que me orara y me sanara.  Uno dijo: le hicieron un trabajo de brujería para sacarlo del Ministerio de sanación y liberación.  Yo no lo creí y no volví, pero no descartaba esa posibilidad.  Total, querían que me sanara, pero ni yo mismo sabía cuál era la enfermedad.  Mi hermano Félix Alberto como un papá. Fue un proceso doloroso.  Por eso digo que es la enfermedad más dañina y más peligrosa, la enfermedad del yo.  Había manipulado a todo el mundo y quería manipular a Dios y no se dejó ¡Gracias a Dios!

Tuve en 3 oportunidades la maleta lista para venir a las Terrenas, pero la hora de Dios no llegaba.  Cuando hubo cambio de párrocos el nuevo párroco el P. Ramón Antonio Hilario Bidó, Padre Papo, se arriesgó el 28 de Febrero a traerme para trabajar juntos y después de 2 meses le doy gracias a Dios porque ha sido un hermano y un instrumento del Padre para vivir esta nueva experiencia, para descubrir en este tiempo de oración, ofrecimiento y trabajo pastoral cuál era la enfermedad de Leonardo: “el yoísmo”.

Fue aquí, como Vicario Parroquial, hoy 28 a los dos meses, donde Jesús me abrió los ojos y el entendimiento (Lucas 24,30-31 y 44-47).  Estoy viviendo una nueva de luna de miel sacerdotal.

En Colombia todo eran cábalas.  Pensaba: Me ordenaron Presbítero a los 29 años y con 29 años de Ministerio (05-09-82), total 58 años,todo se derrumbaba.  Era la mitad de la mitad. En esa enfermedad me tocó celebrar con mi familia por primera vez en 29 años un aniversario de sacerdocio.  El año 2011 como el 11 de Sept. Todo era no una diosidencia sino como una coincidencia de maldición.  Fue una machacada grande.  Esa caña de azúcar no quería dejarse machacar, no quería pasar por el trapiche (molino para moler la caña y salir el jugo dulce).  Me rebelé, lo único que quería era morirme.  ¡Qué depresión tan tremenda! ¡Qué enfermedad tan mala!  Tan aplastante, tan mortificante para la familia y los amigos.  Y sin poder salir de ahí.

Luego de tantas enseñanzas que me regaló Jesús y con las cuales tantísimas personas habían recibido sanación interior, sanación física y liberación me encontraba en el remolino del yo, del “médico cúrate a ti mismo”.  El siquiatra muy bueno me dijo que un ortopedista no se puede curar una pierna partida, un cardiólogo no puede operarse del corazón y yo como sacerdote necesitaba de otra persona.  Doctor Jairo Novoa, gracias por su paciencia y ahora le comparto mi enfermedad, la raíz de dicha enfermedad y algunos de los secretos para salir de ahí.  Son muchos los testimonios para compartir, pero el artículo de dos hojas –brochour- se ha convertido en un folleto parecido al del accidente bendecido.  Creo que saldrá en un libro.

Fueron preciosas las dos últimas jornadas de evangelización en Coral Springs-Florida (28-03-11 a 14-04-11) y Falleteville- Carolina del Norte (18-05-11 a 07-06-11 cuando cumplía los 58 años de vida).  Algo precioso.  Cuántos testimonios, cuántas conversiones, cuántas sanaciones físicas, cuántos matrimonios reconciliados, “cuántos milagros”, pero me golpeaban la palabras de Jesús en San Mateo 7,21-23: “No bastará con decirme: ¡Señor!, ¡Señor! Para entrar en el Reino de los Cielos, más bien entrará el que hace la voluntad de mi Padre del Cielo. Aquel día muchos me dirán: ¡Señor, Señor!, hemos hablado en tu nombre, y en tu nombre hemos expulsado demonios y realizado muchos milagros.  Entonces yo les diré claramente: Nunca les conocí, ¡Aléjense de mí ustedes que hacen el mal”.

Estas palabras me golpeaban, pero todavía seguía ciego, sin entender las Escrituras: “entrará el que hace la voluntad de mi Padre del cielo”.  Cuánta división en el “Cuerpo de Cristo” – La Iglesia.  El Cuerpo de Cristo está despedazado porque cada uno queremos hacer “mi voluntad” y todo se lo achacamos a Jesús o al Espíritu Santo: “Jesús me dijo y El Espíritu Santo me iluminó” y no me había abierto el entendimiento para ver que era yo, Leonardo, y no el Espíritu Santo.

LA SOLUCIÓN: hacer la voluntad del Padre del Cielo como Jesús y como María.

LA CLAVEorar con poder.

EL SECRETO: ofrecer todo, todo, todo de manera especial lo que le ayuda a morir al yo, a mi voluntad.

Ya seguiré compartiendo otros testimonios lindos de lo que Jesús me ha dejado vivir meses antes de la enfermedad, durante los 8-9 meses de enfermedad y los 2 meses como Vicario Parroquial.  Será en otro artículo.

Padre de misericordia te alabo y te bendigo por tanta paciencia conmigo, por tantos camilleros que me han dado la mano, que han orado y han hecho sacrificios y ayunos para que este muerto resucite, mejor para que Jesús resucite y Leonardo siga muriendo.

Te alabo y te bendigo Señor Jesús porque cuando ya se acercaba la hora de salir de la casa del sacerdote a esta Parroquia te decía: “quiero enamorarme cien por ciento de ti y anunciarte, predicarte con misericordia no con mano dura; no con una mano de cariño y amor y la otra mano de hierro, sino con las dos manos de misericordia.

Espíritu Santo te alabo y te bendigo por la paciencia que has tenido con migo. Este cuerpo que es tu templo desde el bautismo va a ser consagrado lo mejor para vivir los consejos evangélicos lo más radical que pueda: una extrema pobreza en todos los aspectos, una obediencia a raja tabla para no hacer mi voluntad sino la del Padre, una castidad íntegra porque es la fidelidad a quien es fiel.  Gracias Espíritu Santo.

Gracias mamá María por acompañarme en este nuevo calvario como acompañaste a Juan para que llegara hasta el final en la cruz.  “…Y el discípulo se la llevó a su casa… (Juan 19,25-27).  Y nosotros como buenos discípulos de Jesús la llevamos a la casa del corazón, a la casa de la familia, a la casa de la comunidad, a la casa del pueblo, a la casa de la ciudad, a la casa del país.  Les bendice un servidor colombo-dominicano Leonardo Roa Torres, Pbro. www.sanacioninterior.net e-mail jesussanahoy@gmail.com Tel. 809-753-8440.  Parroquia “Nuestra Señora del Carmen”, Las Terrenas y “Corazón de Jesús, El Limón de Samaná. República Dominicana. Naturalizado con el acta de nacimiento dominicano en Nagua.

 

 

 

 

 

 

 

 


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El arbol de la Iglesia, el arbol del mundo

En el Ministerio de Sanación por donde Jesús me ha ido llevando he palpado tanto dolor, tantos enfermos, tantas personas que sufren sin consuelo y sin esperanza.

 

El Espíritu Santo me ha regalado esta figura de “El Árbol de la Iglesia”. La Iglesia como un árbol.

 

En este momento miremos o imaginémonos un árbol y descubramos cómo están conformados. ¿Cuántas partes tiene un árbol? Depende del árbol. Hay unos que tienen raíz, tronco y ramas; otros tienen hasta flores y otros frutos. Cada una de esas partes tiene su función.

 

A nosotros nos gusta ver las flores y alimentarnos de sus frutos. A la raíz no le damos mucha importancia porque no se ve. Sin embargo, la raíz tiene la función de dar vida, de sostener el árbol. Luego de los ciclones, de los huracanes vemos árboles arrancados de raíz, otros en cambio bien sostenidos. La raíz tiene gran importancia.

 

En la Iglesia tenemos las flores que embellecen. Las flores son esos carismas, esos dones que el Espíritu ha dado y hacen tanto bien en el mundo. “En el jardín de la Iglesia”, decía un Papa, cada carisma es como una flor que adorna. En un jardín no todas son azucenas o rosas o claveles. Hay variedad.

 

Así, los carismas de las comunidades religiosas, de los grupos o movimientos.apostólicos. Cada uno es una flor que embellece el jardín de la Iglesia. Cada uno es parte del Cuerpo de Cristo que es la Iglesia. ¿Cuál es el más importante o el mejor si todos son suscitados por el mismo Espíritu?

 

Pero existe no sólo la flor que embellece sino el fruto que alimenta, que nutre. Con esos carismas muchos se han alimentado: unos han nacido a una nueva vida, otros han sido fortalecidos en la fe y han recibido vida, la vida de Jesucristo quien “Ha venido a darnos vida y vida en abundancia” (Juan 10,10).

 

Pero de fondo hay algo escondido que absorbe y da vida: la raíz.

 

Muchos de nosotros hemos sido flores y hasta frutos: Hemos dado retiros, predicamos, oramos por los demás, hasta organizamos encuentros, visitamos los enfermos, celebramos la Eucaristía, en fin toda nuestra actividad apostólica y evangelizadora sea la que sea o la que haya sido.

 

Y, llega un momento de enfermedad o de vejez que nos saca del medio y ya no aparecemos como flor o fruto. Caemos en el silencio y en el anonimato creyendo que ya no servimos para nada y que lo mejor es morirse, como se dice. Unos piensan que ya cumplieron su misión y lo mejor es irse con Cristo.

 

Ya no somos flores y frutos, ya no aparecemos, ya no lucimos a los ojos de los hombres. Sin embargo, Papá Dios tiene otro trabajo: ser raíz. No importa si eres niño, si eres joven, si eres adulto o si eres anciano.

 

Desde el dolor, la enfermedad, la ancianidad ofrecer todo por “el árbol de la Iglesia” para que la Iglesia sea “sal, luz y levadura en el mundo”. Ofrecer todo, ofrecerlo todo. El cristiano todo lo aprovecha. Todo lo recicla.

 

No es fácil, pero debemos prepararnos con las incomodidades, con las enfermedades, con la partida de un ser querido, con las contrariedades del diario vivir para que cuando nos llegue el momento de ser raíz-raíz no nos desesperemos sino que nos entreguemos a esa nueva misión de “ocultos dar vida”.

 

Tendremos más tiempo de orar, de ofrecer todo ese dolor, esa enfermedad, esa impotencia de hacer las cosas, esa humildad de dejarse llevar de la mano, de dejarse bañar, de que le den la comida, etcétera, etcétera.

 

A un servidor de la Parroquia que trabajó mucho en las comunidades con la predicación, la catequesis, los retiros y ahora sufre de parquinson, artritis, orina por sonda, anciano y otras enfermedades le invitaba a que ofreciera esos dolores e incomodidades por diferentes necesidades: hoy por los niños abandonados, mañana por los jóvenes en droga o delincuencia, otro día por los matrimonios en dificultad, otro día por las autoridades para que sirvan al pueblo y no se sirvan del pueblo, otro día por los misioneros, otro día por los familiares, otro día por los enfermos abandonados, otro día por los que trafican la droga, en fin día a día por una intención. Así los enfermos tienen siempre trabajo y son importantes.

 

Esa es una nueva misión

 

Puede orar un Santo Rosario, un momento de oración, la Eucaristía por radio o T.V., la coronilla de la Misericordia, las bendiciones que puede enviar, las jaculatorias que puede hacer.

 

Oración y sacrificio. Jesús nos dice: hay espíritus que salen con oración y ayuno (Mateo 17,21).

 

De esta manera le vamos a encontrar sentido al sin-sentido y nos podemos convertir en una gran raíz en el árbol de la Iglesia y del mundo. Por eso nos dice Jesús; “Si el grano de trigo muere da vida, pero si no muere queda solo” (Juan 12,23-26). San Pablo nos anima: “a los que aman a Dios todo les ayuda” (Romanos 8,28-38).

 

No sólo el enfermo sino la familia o los que cuidan los enfermos pueden ser raíces. Todos llamados a ser raíces.

 

Démosle gracias a Jesús por las oportunidades que nos da de ser flores y frutos. Digámosle: Señor Jesús, úngeme con el poder del Espíritu Santo para ser raíz hoy, mañana y cuando Tú lo permitas. María, madre de Jesús y madre nuestra, Tú la gran raíz de intercesión desde “el sí” de la Anunciación hasta el camino de la cruz y el recibir a tú hijo en tus brazos….. Madre, consigue esa fortaleza de espíritu para todos sus hijos y así podamos ser raíces como lo han sido los santos.

 

Recordamos los pastorcitos de Fátima: Jacinta, Francisco, Lucía; Santa María Faustina, el Padre Pío, Santa Teresita del Niño Jesús, la madre Teresa de Calcuta y tantos santos y santas canonizados y otros en el anonimato que dieron vida o están dando vida como raíces.

 

Oremos y digamos hasta en voz alta: Gracias Señor Jesús por poder servir siempre, gracias por quitarme de la cabeza y del corazón que ya no sirvo para nada y que lo mejor es morirme, gracias por fortalecerme para ser raíz. Te alabo y te bendigo por tu amor y tu cariño.

 

Gracias por guardarme en tu corazón bendito, por lavarme con tu sangre preciosa y hablarme de corazón a corazón. Gracias por poder llegar a tantos hermanos con “El árbol de la Iglesia”. Gracias Jesús, gracias Señor Jesús.

 

Los bendigo en Jesús y en María, esperando sus oraciones y sacrificios por este servidor.

 

En Facebook – Leonardo Roa Torres

www.sanacioninterior.net

jesussanahoy@gmail.com

Tel.- 809-753-8440

 

 

 

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Dos años trabajando para la Gloria de Dios

JESUS llama HOY a su puerta, pidiendo de su AMOR, para con sus hermanos mas pequeños.

TRES FORMAS DE COLABORACION :

I. Acercarse a  FERRETERIA JIMENEZ PAULINO y FERRETERIA ODALIS NAGUA para ir cancelando las facturas de los materiales que estamos utilizando en la construcción de la nueva casa de los invalidos, nuestros hermanos mas pequeños.

Asi mismo esperamos su ayuda para cancelar las facturas de las nuevas capillas que pudimos renovar y construir para la Gloria de Dios.

II.- Pueden dejar su aporte en la FARMACIA SABIEL- NAGUA frente al cuerpo de bomberos, donde OMAR RODRIGUEZ

III.- Donacion e ingreso en cuenta, Banco Reservas, a nombre del Padre Leonardo Roa Torres, numero de cuenta 150-106136-1


Mat. 25:35-45, Jesús dice, « Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recibisteis; estaba desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí.» «En verdad os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos hermanos míos, aun a los más pequeños, a mí lo hicisteis.»

Gracias por su ayuda y su amor para con nuestros hermanos mas pequeños


Los bendigo en Jesús y en María  su hermano Leonardo Roa Torres

DIRECTOR de los retiros de la renovación,  de los diversos grupos de la Diócesis de San Francisco de Macoris -República Dominicana.

Nombramiento recibido el 14 de Mayo de mano de Monseñor Jesus Maria de Jesus Moya, Obispo de la Diocesis de San Francisco de Macoris.

 

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MARÍA, MADRE DE LAS MADRES

En este mes de Mayo celebramos el mes de las madres.  Es un mes de ternura. El peor insulto que le pueden hacer a uno es insultarle  la mamá diciéndole que uno es “hijo de…”.  Eso nos hace hervir la sangre.  Hasta muertes hay por ese insulto.

Estaban fastidiando a un chofer de la línea Nagua-Río Jagua hablando mal de María.  El, iluminado por El Espíritu Santo, les dice: “Si Tú trabajas en una empresa y te pones a hablar mal de la mamá del dueño de la empresa ¿qué te va a pasar?  Te echan de la empresa. Continuaba: Majadero, ¿cómo tú estás hablando y predicando de Jesús y te pones a hablar mal de la mamá de Jesús? Te van a echar”.

Este campesino sin estudiar Biblia, ni teología tenía una luz especial que nos ilumina y nos hace respetar a la Madre de Jesús, ya que es un regalo de Jesús.  Es uno de los regalos de Jesús en la cruz cuando dice al discípulo amado: “Mujer, ahí tienes a tu hijo. Hijo ahí tienes a tu madre” (Juan 19,26).  Y termina la Palabra de Dios diciendo: “El discípulo se la llevó a su casa”.  Entonces si tú crees ser discípulo de Jesús tienes que llevarte a su madre a su casa.  La llevas a la casa de tu vida, a la casa de tu corazón, a la casa de tu familia, a la casa de tu comunidad. A la casa de tu pueblo, a la casa de tu ciudad.

El P. Emiliano Tardif, MSC, nos contaba que cuando era párroco de Sánchez fue una señora a darle el siguiente testimonio: “Padre, vine hace muchos meses de Salcedo a verlo para que me impusiera las manos y orara por mí porque sufría desde pequeña de ataques de asma.  Al llegar a la Casa Curial y no encontrarlo salí muy triste.  Sin embargo, la Iglesia estaba abierta.  Entré y en el fondo estaba la imagen de la Virgen del Rosario, patrona de Sánchez.  Me acerqué y le dije: Madre, como no está el P. Emiliano para que me imponga las manos. Impón tus manos sobre mí y reza por mí.  Saqué el Santo Rosario y comencé a rezarlo.  Primero, segundo, tercer y al final del cuarto misterio me dio un ataque de asma que casi me moría.  Esperé, descansé y terminé el quinto misterio.  Regresé a casa.  Ahora vengo a decirle que fue el último ataque de asma que me dio.  Jesús me curó.

La pregunta es:¿A qué fue a Sánchez buscando al P. Emiliano?  A que le orara imponiéndole las manos.  Y al no encontrarlo ¿A quién le pidió que le impusiera las manos y orara por ella? A la Mamá de Jesús.  Y mientras ella oraba esa oración bíblica del Ave María (Lucas 1,26-45) su Hijo Jesús la sanó.

Por eso recomiendo que oren en familia el Santo Rosario.  El primer misterio le dicen a María: “impón tus manos sobre los dos esposos.  En el segundo: impón tus manos sobre los hijos, nietos, sobre la familia de él y sobre la familia de ella”.  Los que no están acostumbrados empiecen de a poquito con dos misterios. Si hay una cadena de oración por un enfermo o una situación se unen con el tercer misterio diciéndole Madre ve impón tus manos sobre fulano o sobre aquella situación.  Y mientras oramos ella consigue que  y su Hijo Jesús como en las Bodas de Canaán haga el milagro de tener un vino nuevo.

 

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